Damasco, capital de Siria.
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El centro de gravedad de la política de la OTAN durante los últimos años ha sido el de la consolidación de sus intereses en Próximo y Oriente Medio, muy especialmente los de
Estados Unidos. Aun a costa de abandonar sus principios fundacionales (contener una posible agresión de los países del Este europeo), puede decirse que la OTAN ha obtenido éxitos considerables en Kuwait e Irak, otro muy cuestionado en Afganistán y un papel resolutivo en el éxito de la «revolución libia», con la participación de aviones españoles, franceses, italianos y otros países de la OTAN. En la práctica, la «primavera árabe», de causas tan extrañas u obscuras, ha abierto los parlamentos árabes al radicalismo islámico, enemigo jurado de Europa, sin la puesta en marcha de verdaderos mecanismos de democratización, como queda probado en Libia y Egipto, y con la persecución de las minorías, principalmente cristianas.
La gran preocupación de la OTAN (léase Estados Unidos y Europa) se centra en la anulación del «peligro iraní», que es la pesadilla como consecuencia de su programa nuclear; esto es, necesita prevenirse contra una posible ruptura de hostilidades con Irán. El obstáculo de Siria en este asunto se centra en dos supuestos: el meramente geoestratégico y otro más complejo (puntos doctrinales, hegemonía de los revolucionarismos, aplicaciones en la «línea del poder»). Supuestos aparte, las conversaciones y acuerdos sobre una solución pacífica de la Guerra Civil siria tropieza continuamente con la presión de los grupos de industria de guerra para evitar la reducción de sus actividades. De hecho, la fábrica de armamentos de guerra es el aliviadero del Capitalismo y algunos estudiosos afirman que la actual crisis no tiene más solución que una guerra muy mortífera, tanto en el orden ideal como material, hasta el punto que sólo cabe esperar el incidente internacional que acelere una mayor profundidad en el camino de la OTAN hacia el aumento de tensiones.
Scott Bobb
Guerra civil en Siria: transporte improvisado de heridos en Alepo, segunda ciudad del país y con más de 4 000 años de antigüedad.
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Guerra Civil siria. Como Estado nación, Siria es muy joven (se proclamó la República en 1941), pero su territorio ha estado bajo dominio, entre otros, de Egipto, Babilonia, Asiria, Persia, Roma (64 a. C.), Bizancio, Turquía (1516) y Francia (1920). Es una república presidencialista, virtualmente de partido único, el Baas, que en 1963 se hizo con el poder y en la revolución de 1970 nombró presidente a Hafez Assad, padre del actual jefe del Estado, Bashar Assad, en el cargo desde 2000. Ha participado de todos los enfrentamientos bélicos desencadenados entre Israel y los países árabes de la zona a raíz de la constitución del Estado de Israel (1948), y en uno de ellos, la Guerra de los Seis Días, las tropas israelíes ocuparon los Altos de Golán sirios (1967).
La Guerra Civil siria, que venía incubándose como parte de la «primavera árabe» y la «agresiva política doméstica» del presidente Bashar Assad, terminó por estallar en enero de 2011. Los resultados iniciales de esta revuelta, con apoyo encubierto de países de la OTAN, fueron más o menos espectaculares, pero la resistencia del Ejército sirio y la ayuda rusa frustró el propósito rebelde de una rápida conquista de Damasco. Por otra parte, falló el intento de que la contienda adquiriera un carácter internacional con el derribo de un avión militar turco y el bombardeo artillero de este país desde posiciones sirias. En junio de 2013, los «rebeldes» dominan dos tercios del país y cuentan el apoyo de todos los países vecinos, pero la población siria se concentra en abrumadora mayoría en el Oeste, controlado por el Ejército sirio, y allí están la capital (Damasco), las otras grandes ciudades (Alepo, Homs, Latakia y Hama) y el Mediterráneo, a través del cual abastece Rusia a las Fuerzas Armadas sirias. La posición del presidente Bashar Assad no ha dejado de reforzarse en estas últimas semanas, a pesar de algunos reveses militares y propagandísticos.