SHAPE
|
En diciembre de 2012, a solicitud de Turquía, los ministros de Defensa de la OTAN creyeron conveniente elevar la potencia antiaérea en Turquía como único medio de ir disminuyendo la amenaza de bombardeos «accidentales» a causa de la guerra civil en Siria. Desde 2013 hay desplegadas en el S de Turquía media docena de baterías antiaéreas de misiles tipo MIM-104 «Patriot», repartidas equitativamente entre las poblaciones de Adana (holandesas), Kahramanmaras (alemanas) y Gaziantep (estadounidenses).
Además de Alemania, Estados Unidos y Holanda, los otros miembros de la OTAN con dotación de misiles «Patriot» son España, Grecia y Polonia. Los cohetes españoles, del 74º Regimiento de artillería antiaérea, substituyen a los holandeses a fines de este año.
La OTAN despliega sus misiles antiaéreos para que las poblaciones del S de Turquía puedan gozar de una relativa tranquilidad frente a la presencia en el aire de los aviones y cohetes utilizados en la Guerra Civil siria. El «Patriot» es un sistema caro, pues necesita una alta tecnología y cada proyectil tiene un coste de entre 3 y 6 millones de dólares, según el modelo; pero los resultados compensan más o menos el coste, como los conseguidos en Israel frente a la cohetería iraquí durante la Guerra de Kuwait, donde se verificaron derribos a más de 20 000 m de altura y unos 100 km de distancia.