Renitor
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Pintor, cantante y cineasta, F. Jürgenson realizaba paseos solitarios por el campo armado de un grabador en el que iba registrando sonidos de pájaros. En junio de 1959 reparó en unas voces humanas durante la reproducción de una grabación realizada en un bosque de Mölnbo (Suecia). Las voces se repetirían en grabaciones posteriores y los estudiosos aseguran que la primera de ellas se trató de un hecho enteramente casual, pero tal afirmación no se ajusta a la realidad.
Friedrich Jürgenson (1903-87) debe la fama a sus libros sobre psicofonías. Nació en Odessa (Ucrania), hijo de un médico estoniano de ascendencia danesa y madre sueca. Extremadamente sensible, cultivó la pintura y la música en su ciudad natal, más
tarde en Estonia (a donde se mudó con sus padres en 1925) y finalmente Berlín. En 1932 pasó a vivir en Palestina y en 1938 en Milán, en ambas como cantante lírico y pintor. Habiéndose trasladado a Estonia para visitar a sus padres (1943), un grave
enfriamiento acabó con su carrera de cantante y se dedicó a la pintura. En ese mismo año se mudó a Estocolmo, donde contrajo matrimonio y
adquirió ciudadanía sueca. Para entonces ya habla una decena de idiomas y se hizo notar como retratista de las figuras de las élites económicas de Suecia. Sus retratos y obras de tema histórico (Pompeya) le valieron la atención de Roma y en los años 50 pintó La ciudad de los muertos (Catedral de San Pedro) y varios retratos de Pío XII.
¿Grabación casual? En
esta época empezó a dejarse llevar por su propio mundo imaginario
de estilo fantástico, desvío habitual en personas de talento.
Prendado por todo lo misterioso y sobrenatural, leía libros sobre
ocultismo y tal gusto por lo portentoso le llevó a
interesarse por las ideas más fantásticas. En
1957, tras adquirir un magnetófono para entrenar la voz, creyó oír
en sus grabaciones mensajes crípticos del espacio exterior o el ultramundo. Fantasía o alucinación, buscó
registrar estos mensajes imaginarios y el 12 de junio de 1959 creyó
encontrarlos al reproducir una grabación realizada en un bosque
deshabitado, en la que ruidos, sonidos de trompeta y voces humanas se
sobreponían al canto de los pinzones, supuesto objeto de la
grabación. Puesta esta a la consideración de la Sociedad Parapsicológica de Estocolmo y el Instituto de Friburgo, se sospechó de un fraude.
Colocado
al borde de un colapso nervioso, hubo de abandonar sus estudios por
un tiempo. A pesar de su reciente tensión emocional, se entregó a un
trabajo obsesivo y publicó su primer libro, Voces del Universo, en 1964.
Ya no se trataba sólo de registrar mensajes de entes del ultramundo
sino también de comunicarse con ellos y, dice que a indicación de
los mismos, enlazó su grabadora con una radioreceptor ajustado a una frecuencia de 1485 kHz (entre los aficionados, frecuencia Jürgenson).
CDC
Friedrich Jürgenson, cantante, pintor y cineasta, descubrió y se obsesionó con el supuesto fenómeno de la «voz electrónica» (EVP) o «psicofonía».
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El catedrático de psicología Hans Bender, tras unas pruebas en el Instituto Alemán de Física de Northeim, reconoció la existencia del fenómeno, pero sin poder concretar su origen. En 1965 el filósofo letón Konstantin Raudive (1909-74) se unió a Jürgenson en sus investigaciones y ambos creyeron entrar en comunicación con seres inmateriales o «espíritus», en especial las almas de los difuntos.
En 1966 tuvo su primera experiencia cinematográfica con un documentario para la Televisión sueca (La decadencia de Pompeya), al que le seguirían La tumba de Pedro, El milagro de la sangre de San Genaro y Todos quieren ver al Papa. Sin embargo, la psicofonía siguió vertebrando sus inquietudes y en 1968 publicó su tercer libro, Contactos radiofónicos con los muertos. Esta inclinación al espiritismo no fue un obstáculo para recibir del papa Pablo VI la distinción Commendatore di San Gregorio Magno por sus trabajos cinematográficos y pictóricos.
En 1970 se mudó a la pequeña población de Höor (Skane) y vivió sus últimos años dedicado al estudio y divulgación de la psicofonía. En 1978 escribió Audioscopic investigation, donde la televisión substituye al aparato de sonido, y su última entrevista televisada fue en 1985. Murió dos años después en Estocolmo.
ANEXOS
Grabadores. Los investigadores mejor preparados utilizaron magnetófonos profesionales, especialmente el tipo UHER 4000 IC o 4200 Stereo, alternativa económica al más caro y complicado Kudelski Nagra. Ambos superaban las posibilidades del investigador aficionado y la mayoría utilizó grabadores domésticos de casete. El mal resultado de los últimos no ha mejorado con la vulgarización del grabador digital «doméstico» (la compresión perjudica la calidad).
Hipótesis. Los sonidos audibles tienen una frecuencia comprendida entre 20 y 20 000 vibraciones por segundo o hercios (Hz), bien que en personas entradas en años el límite superior se reduce a 12 000 o menos. Sin embargo, la psicofonía tiene la característica común de ser inaudible, incluso para el oído más joven y mejor entrenado.
Como la cabeza grabadora es un electroimán especial y la cinta magnetofónica tiene una capa de material de propiedades magnéticas, la hipótesis principal era la interferencia electromagnética, pero perdió mucha fuerza tras unas pruebas específicas en los años 70. Por supuesto, la gran mayoría de las psicofonías son el resultado de una cabeza grabadora mal colocada o degradada, imperfecciones de la cinta magnetofónica (elevado nivel de ruido) y el motor eléctrico que acciona las ruedas motora y de almacenamiento. Sin embargo, unas decenas se registraron con grabadores y micrófonos de la mejor calidad, cintas en condiciones y buen aislamiento del conjunto (en 1971 técnicos británicos no acertaron a explicar las más de 200 voces registradas en unas pruebas realizadas en los estudios de sonido Gerrard's y Belling Lee). Hipótesis como la ventriloquia no merecen consideración.
«Psicofonía» en España. Los primeras investigaciones españolas corresponden a German de Argumosa, divulgador de los trabajos de Raudive (1971), y Sinesio Darneli, autor del primer tratado español sobre la materia (Voces sin rostro). Los que les siguen se limitan a imitarlos, sin avances substanciales.
Uno de los estudios preparado con el mayor lujo de detalles fue el del CDC (Centro de Documentación Católico). Para el mismo no valían interpretaciones subjetivas (la autosugestión puede transformar ruidos en sonidos) y la «voz electrónica» candidata debía ser clara y nítida, sin grabación condicionada («cortes de frecuencia» y otros) ni refinamientos posteriores para su audición (tratamiento de la señal). Tales limitaciones redujeron a 9 las 27 grabaciones conseguidas, al parecer en un intervalo de tiempo de tres o cuatro años, y el informe relativo a las mismas concluye así: «fraude o susceptibilidad a la sugestión».