31 de agosto de 2016

«Lady Di», una cenicienta endemoniada

CDC
La historia de Diana Frances Spencer (popularmente «Lady Di») no es la de una Cenicienta moderna con desenlace funesto, como la describen sus admiradores más entusiastas. Las últimas biografías, bien documentadas, la tratan de paranoica con complejo de martirio, una figura futil e insubstancial que se aprovechó de sus años en la Casa Real para dañar a la misma y lograr sus propias ambiciones.

Diana vino al mundo en Park House (1961), en el real sitio de Sandringham (Norfolk, Inglaterra), una mansión que había adquirido en 1861 el entonces príncipe de Gales, Eduardo VII. Sus padres, Edward J. Spencer, vizconde de Althorp, y Frances Ruth Burke Roch, se separaron legalmente ocho años después de su nacimiento. Estudió en la escuela primaria de Norfolk, donde tuvo por compañeros de escuela a los príncipes Andrew y Edward, y permaneció un tiempo en un colegio de Suiza. Su padre heredó en 1975 el título de conde, con lo que Diana y sus hermanas mayores (Sarah y Jane) adquieren tratamiento de «lady». Cursó estudios sin llegar a titularse y pasó a vivir en Londres algún tiempo, ejerciendo como niñera en Pimlico, un elitista jardín de infancia.

Diana, que perteneció a la pequeña nobleza y se relacionó con la familia real, era indiferente a todo salvo a sus propios placeres. En 1980 Carlos, príncipe de Gales, se fijó en ella. En febrero de 1981 la Casa Real anunció los esponsales y en julio de ese mismo año la boda se celebró en la catedral de San Pablo de Londres. El 21 de junio de 1982 nacía su primer hijo, el príncipe William de Gales, al que en 1984 siguió el príncipe Henry.

Tras su matrimonio, aparece en Diana un hambre anormal, acaso por procesos psicológicos; y tras el nacimiento de su segundo hijo afloran las sensaciones de recelo e ideas persecutorias que caracterizan la paranoia. Algunos allegados dicen que estas alteraciones aparecen cuando Diana es objeto de obscuras ceremonias místicas, la primera en vísperas de sus esponsales.

White House
Diana Spencer con el actor y bailarín John J. Travolta durante una visita a Washington. Personaje frívolo sin más significancia que su boda con el príncipe de Gales, las especulaciones en torno a su muerte no hicieron sino aumentar su «leyenda». 
El matrimonio fue desgraciado, con un marido que seguía manteniendo su anterior relación sentimental con su amiga Camilla Parker-Bowles, y en 1992 la quiebra se hizo formal. Ella argumentó el adulterio de su marido y una familia real fría y hostil; sus críticos la describen como paranoica y caprichosa, que hizo cómplice de sus relaciones extraconyugales a su hijo Henry.

Separada de Carlos, buscó dañar a la casa real, al punto de conceder a la BBC TV una entrevista (1995) donde reconoció su adulterio con un oficial de la Guardia y puso en duda la idoneidad de su marido para reinar. Finalizados los trámites de divorcio en agosto de 1996, Diana perdió su tratamiento de Alteza Real y pasó a percibir 20 millones de libras.

La enorme popularidad de Diana hunde en el desprestigio al príncipe de Gales, fiel a Camilla, en tanto aquélla pasa de una relación amorosa a otra, ninguna de las cuales le sirvió a rehacer su vida (la excepción acaso fue el cardiólogo paquistaní Hasnat Khan, que se desentendió de Diana). La última relación amorosa, con propósito de matrimonio para unos, pasajera para otros, sería el multimillonario árabe de nacionalidad egipcia Emad «Dodi» Fayed, hijo de Mohamed Fayed, empresario que logró crear un imperio que había nacido con los almacenes «Harrod's» y enemistado con la casa real.



Funeral de Diana Spencer en Westminster (6 septiembre 1997), en olor multitudinario y acompañamiento de soldados del 2º Batallón del Regimiento Real «Princesa de Gales». La conmoción popular fue muy criticada por algunos periodistas.
El 31 de agosto de 1997, Diana murió con su amante en un accidente de automóvil en París, ante el acoso de fotógrafos intimistas («paparazzi»), según unos, o de motoristas misteriosos, según otros. El cadáver de Diana, parcialmente embalsamado en circunstancias poco claras, fue trasladado a Londres la tarde de ese mismo día, donde la casa real, cediendo a la demanda pública, le dedicó un soberbio funeral, previo al entierro en su lugar natal.

Su muerte ha sido objeto de apasionadas controversias. Oficialmente la comisión investigadora de las causas del accidente no encontró pruebas de atentado contra el automóvil siniestrado, pero esta conclusión no pareció convincente a algunos sectores de opinión, que todavía hoy piden aclaraciones.


ANEXO
«Dodi» al Fayed, el último amante de «Lady Di»

Emad «Dodi» al Fayed nació en Alejandría el 15 de abril de 1955, hijo de Mohamed al Fayed, multimillonario árabe de nacionalidad egipcia, y Samira Khashoggi, hermana de Anan Kashoggi, saudí, tristemente famoso por el comercio de armamentos de guerra. La riqueza e influencia familiar era circunstancia que favorecería su triunfo y un amorío con Diana de Gales, que acabó en tragedia, le haría mundialmente famoso.

Tras estudiar en el colegio Saint Marc y en el instituto Le Rosey (Suiza), fue agregado a la embajada londinense de Emiratos Árabes Unidos. En 1980 se inició como productor ejecutivo cinematográfico con «Breaking Glass», para realizar más tarde películas de cierto éxito como «Carros de fuego» (1981), «FX» (1986), «Hook» (1991) y «La letra escarlata» (1995). Compaginó la cinematografía con la de empresario en el imperio que logró crear su padre («Harrod's»).

De carácter inestable, se había divorciado de Suzanne Gregard (1986-87), modelo norteamericana, y cuando conoce a Diana Spencer («Lady Di») estaba próximo a casarse con otra modelo, Kelly Fisher, también norteamericana, a la que abandona sin más explicaciones. En un lapso de sólo seis semanas, mantienen relaciones amorosas con intención de futuro matrimonio, muy difícil de creer en Diana, que se caracteriza por sus amores superficiales y pasajeros.

Falleció con Diana el 31 de agosto de 1997 tras un accidente de automóvil en París. Una comisión investigadora declaró al chófer, temerario y bebido, responsable del accidente (1999). En desacuerdo con los tribunales, el padre de «Dodi» financió varias investigaciones privadas, aunque sin éxito.