9 de noviembre de 2016

Hillary Clinton, retrato de un cadáver

Chad J. McNeeley
Hillary Rodham Clinton es la primera esposa de un presidente estadounidense que conseguía un puesto electoral (senadora por Nueva York) y su carrera política iría ascendiendo gradualmente escalones hasta culminar en la candidatura demócrata a la presidencia del Gobierno en 2016, pero durante la campaña presidencial no pudo substraerse a graves acusaciones de corrupción y sufrió una grave derrota frente al republicano Donald Trump.

Hija única y la mayor de tres hermanos, nació en Chicago (1947). Estudió ciencias políticas en el Wellwsley College (1969) y se graduó en derecho en la Universidad de Yale (1973). Aquí conoció a William «Bill» Clinton, con quien contraería matrimonio (1975) y pasarían a vivir en Arkansas. Su marido se lanzó de lleno a la política y ella a una exitosa actividad como abogada de prestigio. William fue siempre un instrumento de la ambición de Hillary y ésta colabora en un papel decisivo en las elecciones que llevarían a aquél al gobierno de Arkansas (1979-81 y 1983-92) y a la presidencia de Estados Unidos (1993).

Como primera dama de Arkansas, siguió trabajando para el bufete «Rose Law Firm», con excelentes resultados económicos (la llamaban «gallina de los huevos de oro»); como primera dama de Estados Unidos (1993-2001), su preparación y su propia personalidad han contribuido a otorgarle una sobresaliente influencia en los asuntos de estado.

En 1996 se la relacionó con un obscuro asunto inmobiliario en Arkansas, pero no llegó a ser objeto de ninguna acusación judicial formal. En 1998 mantuvo públicamente su apoyo hacia su marido cuando una relación extraconyugal de éste («caso Levinsky») le puso al borde de la destitución parlamentaria.

Michael Gross
Hillary Rodham jura el cargo de secretaria de Estado (21 enero 2009), empleo que dimitiría en 2013. Su gran experiencia política (primera dama, senadora, secretaria de Estado) se convirtió en su gran baza para ser elegida en 2016 candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos. 
Al cesar su marido en la presidencia (enero 2001), Hillary pasaba a iniciar una carrera política propia, también en el Partido Demócrata: senadora por Nueva York en 2001-09, aspirante a candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos en 2008 (resultó elegido Barack Obama) y con éste, que ganaría las elecciones presidenciales, secretaria de Estado en 2009-13.

En política exterior desplegó una intensa actividad (visitó más de un centenar de países), pero en 2012 el ataque al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), en el que murió el embajador Christopher Stevens, pondría en entredicho a la secretaría de Estado. El Senado pidió aclaraciones, pero Hillary no pudo comparecer en varios meses a causa de un accidente vascular.

Tras la reelección de Obama (diciembre 2012), Hillary dimitió su cargo y en abril de 2015 anunció su presentación, nuevamente, como aspirante a la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Un mes antes se produjo la publicación de sus correos electrónicos privados en tiempos de la secretaría de Estado cuyas consecuencias no se verían en los primeros momentos.

Su experiencia en la Casa Blanca, el Senado y la secretaría de Estado le iba a ser de gran utilidad y esta vez obtiene el mayor porcentaje de los votos de su partido (junio 2016), frente al senador Bernie Sanders, pasando así a enfrentarse al candidato republicano (Donald Trump) por la presidencia de Estados Unidos.

Renitor
Hillary tuvo a su favor casi todos los medios informativos y económicos, pero no bastó para darle el triunfo en su enfrentamiento con Trump por la presidencia de Estados Unidos (8 noviembre 2016).
Sin embargo, en 2016 otros correos electrónicos, no sólo de Hillary sino también del Partido Demócrata, irían surgiendo y se comprendió el alcance y las dimensiones del escándalo. Se descubrió que la maquinaria del Partido Demócrata perjudicó la candidatura de Sanders y se hizo más visible la manifestación de la «Fundación Clinton» a propósito de un escándalo político-financiero cometido en tiempos de la secretaría de Estado de Hillary.

En julio de 2016, una investigación del FBI decidió que existen suficientes pruebas contra Hillary de «negligencia» y «revelación de secretos», pero no fue sometida al procedimiento de la justicia. Sin embargo, el escándalo de la «Fundación Clinton» resultó odioso para el pueblo y motivó finalmente su descrédito. Si en estas elecciones presidenciales su oponente republicano no fuese un personaje tan problemático como Donald Trump, es seguro que Hillary no sería elegida nunca.

La candidatura presidencial de Hillary tuvo a su favor todos los medios gubernamentales y periodísticos, como también los económicos, pero fue derrotada por dilatado margen. La derrota se convirtió en una prueba de su impopularidad y desprestigio, le ha augurado la muerte política y la pone a un paso de los tribunales.