19 de enero de 2013

Incidente de Punta Alemán (Isla Perejil)

Juanlu González
Conflicto provocado por la ocupación del islote español Punta Alemán o Perejil (11 julio 2002) por los soldados marroquíes, 500 m al N de Marruecos y a 8 km de Ceuta, en el Estrecho de Gibraltar. Ante la reclamación del ministerio de Asuntos Exteriores español y la condena de la Unión Europea, excepción de Portugal y Francia, el Gobierno marroquí aceptó plenamente la responsabilidad y anunció su intención de no abandonarlo.

El día 17, agotados todos los recursos de solución pacífica, España recuperó el islote con una rápida e incruenta acción militar. Esta operación contó con una unidad organizada de tres fragatas, dos corbetas, seis patrulleros, un submarino y siete helicópteros. Estrechamente relacionados con ella, cazabombarderos F-18 sobrevolaban el estrecho de Gibraltar.

El incidente representó un paso en el derrotero que podía conducir finalmente a la guerra entre los dos países, al punto que el Consejo de Ministros marroquí equiparó la ocupación del islote a una «declaración de guerra». Sin embargo, habrá un contacto entre Washington y Rabat para evitar la confrontación directa y de ese contacto surge la inacción del Ejército marroquí cuando los soldados españoles ocupan el islote.

La acción militar era desproporcionada a la amenaza e inevitablemente se sospechó, mayormente en la prensa italiana, de una clara advertencia española a cualquier aventura marroquí en Ceuta y Melilla o la implicación disimulada de «un país europeo con intereses en la zona».


Ministerio de Defensa
Un grupo de soldados españoles despliega su bandera al poco de aterrizar en Punta Alemán durante la operación «Romeo Sierra» (17 julio 2002).
Leonardo Carrillo
Un «AV-8B» se apresta a despegar desde el portaaviones «Príncipe de Asturias». Todavía después de finalizada la operación en Punta Alemán, la fuerza embarcada de cazabombarderos continuaba en situación de máxima alerta.
Retrospectiva. El plan marroquí presumió la «abstención» francesa y la supeditación británica a Estados Unidos, «amigo» de Marruecos, concluyendo que la Unión Europea vacilaría y España, comprometida militarmente en Afganistán, se avendría a una negociación ventajosa para los intereses marroquíes. Sin embargo, la respuesta militar española deshizo tales planes y evitó una guerra de imprevisibles consecuencias.

Los analistas sensacionalistas ponderan la importancia del incidente y los presuntuosos la minimizan, olvidando los últimos que con los encuentros centrados en otro islote, el de Damanski, en el río Ussuri, se buscó una confrontación directa de China y la URSS.

Prospectiva. Los intereses de ambos países en el conflicto no son demasiado complejos. Aparte de lo que unos consideran como intereses populares, el punto esencial está en los potenciales yacimientos petrolíferos de la zona, que de confirmarse hacen de este llamado conflicto hispano-marroquí uno de los más difíciles de resolver.