NASA
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Esta sonda adquiere notoriedad
por ser la primera que gravita en torno de Ceres, aunque el primer
asteroide fotografiado de cerca ha sido el pequeño Gaspra, de 20 km,
al cruzarse con la sonda Galileo (1991) destinada a explorar
Júpiter, a la distancia de 16 000 km.
Para estudiar e interpretar toda
la información transmitida por la sonda son necesarios varios meses
o años y no se esperan resultados inmediatos, aunque ya se van
divulgando algunos, como una luz o claridad doble en la superficie
del planetoide que se interpreta, por ahora, como hielo o vulcanismo.
Ceres, descubierto por G.
Piazzi el 1 de enero de 1801, es el primer asteroide catalogado y el
mayor de los conocidos con un diámetro de 980 km. Su órbita, más
excéntrica que la de la Tierra, está inclinada casi 11º sobre el
plano de la eclíptica (plano de la órbita de la Tierra) y da una
vuelta alrededor del Sol cada 4'6 años a una distancia media de 420
millones de kilómetros.
El planeta «perdido». La
ley empírica de Titius-Bode predice un planeta a una distancia del
Sol que se sitúa entre las órbitas de Marte y Júpiter. La ausencia
del supuesto planeta pareció dilucidada con el descubrimiento de
Ceres, pero éste se alejaba tanto de la norma general (dimensiones
pequeñas, elipse alargada y gran inclinación orbital) que se dudó
de su identidad planetaria.
En 1802 H. Olbers descubrió a Pallas en la misma órbita de Ceres, situación nunca vista, y sugirió que estos planetillas, a los que Herschel denominó «asteroides» por no tratarse de planetas ni cometas, tuvieron su origen en la desintegración de un planeta (el mítico Faeton). Ahora van contabilizados más de un millón de asteroides y se admite la posibilidad de que el predominio de la gran masa de Júpiter impidió a esta legión de cuerpos pequeños juntarse para formar un planeta o indujo la colisión entre aquellos que se iban formando.
En 1802 H. Olbers descubrió a Pallas en la misma órbita de Ceres, situación nunca vista, y sugirió que estos planetillas, a los que Herschel denominó «asteroides» por no tratarse de planetas ni cometas, tuvieron su origen en la desintegración de un planeta (el mítico Faeton). Ahora van contabilizados más de un millón de asteroides y se admite la posibilidad de que el predominio de la gran masa de Júpiter impidió a esta legión de cuerpos pequeños juntarse para formar un planeta o indujo la colisión entre aquellos que se iban formando.
La sonda «Dawn». En
febrero de 2009 sobrevoló Marte para conseguir un suplemento de
velocidad, en agosto de 2011 orbitó en torno a Vesta, el asteroide
más denso y brillante, y en mayo de 2012 salió para Ceres. Tiene
1'2 t de peso y propulsor iónico. Este tipo de motor, más ligero
que el cohete químico, utiliza gas xenón como combustible e impulsa
la astronave con un chorro a alta velocidad de átomos cargados
eléctricamente (iones). La radiación del Sol que incide sobre los
paneles solares del vehículo espacial genera electricidad que
«inflama» el gas xenón para producir átomos ionizados
(electrones) y estos, acelerados por campos eléctricos, producen la
reacción impulsora del vehículo al escapar por la tobera del motor.
La potencia generada es baja, pero se puede mantener durante
prolongados períodos de tiempo.
Al mismo tiempo que la sonda Voyager 2 de 1977 ha salido de nuestro sistema solar y otras tres
están a punto de hacerlo (la Voyager 1 y las Pionner 11 y 12), el hombre marca nuevos hitos en la historia de la
astronáutica: satelizar sendas sondas en torno a un cometa y un
asteroide (Rosetta y Dawn) y la exploración de Plutón (New Horizons).