7 de marzo de 2015

La sonda «Dawn» llega al «planeta perdido»

NASA
El 27 de septiembre de 2007 fue lanzada por Estados Unidos la sonda interplanetaria Dawn destinada a estudiar el planetoide Ceres, de 980 km, el mayor de los asteroides hasta ahora conocidos, y el 6 de marzo de 2015 pudo ser satelizada en torno de él a la distancia de unos 61 000 km, que se irá reduciendo en los próximos ocho meses para cartografiar el planetoide desde una órbita excepcionalmente baja: 375 km.

Esta sonda adquiere notoriedad por ser la primera que gravita en torno de Ceres, aunque el primer asteroide fotografiado de cerca ha sido el pequeño Gaspra, de 20 km, al cruzarse con la sonda Galileo (1991) destinada a explorar Júpiter, a la distancia de 16 000 km.
Para estudiar e interpretar toda la información transmitida por la sonda son necesarios varios meses o años y no se esperan resultados inmediatos, aunque ya se van divulgando algunos, como una luz o claridad doble en la superficie del planetoide que se interpreta, por ahora, como hielo o vulcanismo.

Ceres, descubierto por G. Piazzi el 1 de enero de 1801, es el primer asteroide catalogado y el mayor de los conocidos con un diámetro de 980 km. Su órbita, más excéntrica que la de la Tierra, está inclinada casi 11º sobre el plano de la eclíptica (plano de la órbita de la Tierra) y da una vuelta alrededor del Sol cada 4'6 años a una distancia media de 420 millones de kilómetros.

El planeta «perdido». La ley empírica de Titius-Bode predice un planeta a una distancia del Sol que se sitúa entre las órbitas de Marte y Júpiter. La ausencia del supuesto planeta pareció dilucidada con el descubrimiento de Ceres, pero éste se alejaba tanto de la norma general (dimensiones pequeñas, elipse alargada y gran inclinación orbital) que se dudó de su identidad planetaria.

NASA
Las sondas interplanetarias son ahora cosa muy rutinaria y sucede a veces que las agencias del espacio, para dar publicidad a sus empresas, publican fotografías de fenómenos peculiares, como estos reflejos intensos en el hemisferio norte de Ceres.
En 1802 H. Olbers descubrió a Pallas en la misma órbita de Ceres, situación nunca vista, y sugirió que estos planetillas, a los que Herschel denominó «asteroides» por no tratarse de planetas ni cometas, tuvieron su origen en la desintegración de un planeta (el mítico Faeton). Ahora van contabilizados más de un millón de asteroides y se admite la posibilidad de que el predominio de la gran masa de Júpiter impidió a esta legión de cuerpos pequeños juntarse para formar un planeta o indujo la colisión entre aquellos que se iban formando.

La sonda «Dawn». En febrero de 2009 sobrevoló Marte para conseguir un suplemento de velocidad, en agosto de 2011 orbitó en torno a Vesta, el asteroide más denso y brillante, y en mayo de 2012 salió para Ceres. Tiene 1'2 t de peso y propulsor iónico. Este tipo de motor, más ligero que el cohete químico, utiliza gas xenón como combustible e impulsa la astronave con un chorro a alta velocidad de átomos cargados eléctricamente (iones). La radiación del Sol que incide sobre los paneles solares del vehículo espacial genera electricidad que «inflama» el gas xenón para producir átomos ionizados (electrones) y estos, acelerados por campos eléctricos, producen la reacción impulsora del vehículo al escapar por la tobera del motor. La potencia generada es baja, pero se puede mantener durante prolongados períodos de tiempo.

Al mismo tiempo que la sonda Voyager 2 de 1977 ha salido de nuestro sistema solar y otras tres están a punto de hacerlo (la Voyager 1 y las Pionner 11 y 12), el hombre marca nuevos hitos en la historia de la astronáutica: satelizar sendas sondas en torno a un cometa y un asteroide (Rosetta y Dawn) y la exploración de Plutón (New Horizons).