Sébastien Bertrand
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En
2009 la Unión Europea había iniciado una primera ronda negociadora
con Islandia al objeto de ir evaluando las posibilidades de éste
como candidato para un tratado de adhesión, pero ahora el Gobierno
islandés desiste de esta aspiración. La burocracia para promover
una nueva candidatura es tal que la renuncia islandesa aleja hacia un
futuro indefinido (acaso una década) la eventual incorporación de
éste país. La razón para ella difiere con las fuentes: para unos,
el país no cumple las condiciones necesarias para su incorporación
a la Unión Europea; para otros, busca evitar el «sacrificio» de su
única riqueza nacional, la pesca; y algunos van más lejos y señalan
a Estados Unidos.
Islandia
es socio fundador de la OTAN (1949), pero carece de ejército y
confía su defensa a Estados Unidos, que usa la isla como base naval
y aérea. La «crisis de confianza» ocasionada
por la Guerra Civil ucraniana ha hecho surgir nuevas bases e
instalaciones militares en el Ártico, donde hay numerosas islas y
archipiélagos, en gran parte rusos: Francisco José, Nueva Zembla,
Nueva Siberia, Tierras del Norte y Wrangel. Las excepciones son
Svalbard (noruegas) y el archipiélago canadiense situado en los
Territorios del Noroeste. En cuanto a los territorios de las Regiones
Árticas, corresponden a Rusia (tierras de Siberia), Europa
(Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, el primero con la isla de
Groenlandia), Canadá y Estados Unidos (Alaska).
En el orden «geoestratégico», hay cierto equilibrio entre Moscú, por un lado, y Bruselas y Washington, por el otro. Pero las relaciones entre los dos últimos han llegado a nivel de cierta desconfianza tras un vergonzoso caso de espionaje que casi acaba con la escasa credibilidad de Estados Unidos en Europa.
En el orden «geoestratégico», hay cierto equilibrio entre Moscú, por un lado, y Bruselas y Washington, por el otro. Pero las relaciones entre los dos últimos han llegado a nivel de cierta desconfianza tras un vergonzoso caso de espionaje que casi acaba con la escasa credibilidad de Estados Unidos en Europa.
La
preocupación, pues, podría ser que el alcance de la Unión Europea
no es básicamente económico sino también político, con un grado
creciente de renuncia de soberanía de los países miembros; y todos
ellos se opusieron a los planes norteamericanos de un apoyo directo a
Ucrania y el ataque a Siria (aquí la excepción fue Francia y por
motivos de política doméstica). Así, el alejamiento islandés de
la Unión Europea garantiza una influencia absoluta de Estados Unidos
sobre aquélla república insular, que por su posición rezagada es
fácil defender y permite proyectar una fuerza sobre el Ártico en el
N de Europa, con o sin el beneplácito de la Unión Europea.
Islandia
y Estados Unidos. En 1941 Estados Unidos envió tropas a Islandia
y en 1946 las evacuó, pero se le permitió utilizar el aeropuerto de
Keflavík, hoy base aérea estadounidense. La «guerra fría»
convirtió la isla en importante centro estratégico del Atlántico
Norte y en 1951 acordó confiar su defensa a Estados Unidos. Sólo
dos años después, las tropas americanas establecidas en Islandia
representaban una cuarta parte de la población y Washington invirtió
durante esta década unos 360 millones de dólares en los medios de
defensa de la isla y en una gran base naval. Sus amplias y desoladas
mesetas en el interior están deshabitadas, pero hay en ellas alguna
instalación militar con misión poco clara, privativa de Estados
Unidos, sin control OTAN.