NASA
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Los
espectros de Encélado, con radio de 504 km, muestran que su
superficie, lisa y sin apenas cráteres, es básicamente hielo de
agua, a una temperatura media de -193 ºC, y se cree que bajo esta
corteza visible, de unos 35 km de espesor, existe un océano de agua
líquida y 10 000 m de profundidad. Las imágenes más resolutivas
muestran el desplazamiento de algunos accidentes superficiales en el
caparazón de agua helada que cubre el satélite, como flotando en
lento movimiento sobre el hipotético océano. La causa aparente de
la existencia de este océano es el efecto gravífico combinado de
Saturno y su satélite Dione, que deforman periódicamente a
Encélado, sucediendo el calor necesario para fundir el hielo del
último.
La
presencia en Encélado de una fuente de calor y del hipotético
océano subterráneo, del que no existe una mayor evidencia,
plantea la hipótesis del posible desarrollo de la vida, en
situaciones extremas, desde sus formas más simples hasta las más
complejas, como las encontradas cerca de fuentes hidrotérmicas en el
fondo de los océanos terrestres.
Para
avanzar en el conocimiento de la superficie de Encélado se propone
una nueva misión de la NASA y la ESA, otra nave que se inyectaría
en órbita baja alrededor del satélite. Su lanzamiento, caso de
aprobarse el programa en 2016, está previsto en principio para 2018.
Por supuesto, la búsqueda de vida en Encélado requeriría un
estudio en el lugar mismo de la superficie, esto es, una tercera nave
más complicada y cara. Se repite, pues, la misma dinámica que en
Marte, con misiones multimillonarias sin resultado alguno en la
teoría de vida extraterrestre.
¿Ciencia o negocio? Hasta la segunda mitad del siglo XX se postuló el desarrollo de la vida en los astros del sistema solar e, incluso, el origen artificial de los «canales» de Marte y sus satélites (Fobos y Deimos). Las sondas interplanetarias, que ya han explorado todos los planetas de nuestro sistema, han recogido datos opuestos a la teoría de vida extraterrestre. Para algunos, la extremada publicidad de la posible existencia de algún tipo de vida en Marte, Europa y Encélado tiene una clara intencionalidad económica (véase Marte:agua y negocio).
¿Ciencia o negocio? Hasta la segunda mitad del siglo XX se postuló el desarrollo de la vida en los astros del sistema solar e, incluso, el origen artificial de los «canales» de Marte y sus satélites (Fobos y Deimos). Las sondas interplanetarias, que ya han explorado todos los planetas de nuestro sistema, han recogido datos opuestos a la teoría de vida extraterrestre. Para algunos, la extremada publicidad de la posible existencia de algún tipo de vida en Marte, Europa y Encélado tiene una clara intencionalidad económica (véase Marte:agua y negocio).