En 1948, los europeos fundaron en Bruselas una organización con fines de defensa y seguridad: la Unión Europea Occidental (UEO), pero la misma, no obstante ratificada en la Conferencia de París (1954), fue arrinconada por la OTAN, instrumento favorito de acción política y militar de Estados Unidos con Reino Unido como caballo de Troya.
Después de la desaparición de la Unión Soviética (1991), la UEO estaba siendo promovida como componente defensivo de la Unión Europea y a esta pertenecen los diez estados que la integraban: Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Luxemburgo, Portugal y Reino Unido (éste siempre políticamente sospechoso). Les seguirían otros 18 países, unos de la Unión Europea, otros de la OTAN, algunos de ambas, pero sin aumentar el número de miembros, pues lo hicieron con carácter de observadores (Austria, Dinamarca, Finlandia, Irlanda y Suecia) o de asociados a la UEO (Bulgaria, Chequia, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Rumania y Turquía). La UEO, con sede en Bruselas, tenía como principales órganos subsidiarios la Agencia para el Control de Armamentos, el Instituto para Estudios de Seguridad (ambos en París) y el Centro de Satélites de la UEO (Madrid).
Sin embargo, la UEO nunca tuvo verdadera eficacia como organización militar al carecer de una fuerte estructura militar y de fuerzas combinadas. La razón para ello está en las hazañas bélicas de la OTAN en Oriente Medio y la servidumbre británica a la política de Estados Unidos, que se oponía —y opone— a unas fuerzas armadas europeas. En 2000, la UEO empezó a transferir la responsabilidad sobre sus asuntos a la Unión Europea y se disolvió oficialmente en 2010, aunque algunos hablan de una integración para la preparación, más o menos en secreto, de un futuro Ejército europeo.
Con la deserción británica aparecen fuerzas partidarias de un componente defensivo de la Unión Europea, privativo de la misma, tanto en el ámbito humano como material. Se dice que un grupúsculo del caduco Consejo de la UEO, u otro órgano supremo invisible, venía trabajando secretamente en esta dirección y que diversos grupos de trabajo especializados (se sobrentiende que al margen de Reino Unido) se encargaron de una serie de medidas, tanto en temas políticos como en asuntos específicamente militares, para enfrentar el «Brexit» meses antes de refrendarse el mismo.
En cualquier caso, la organización del Ejército europeo único debe realizarse en un lapso meteórico, so pena de un aumento providencial del clima bélico en Europa que restituya la importancia de la OTAN, la única por ahora en posición de organizar una acción defensiva colectiva (y de paso condicionar la política exterior de la Unión Europea).
ACTUALIZACIÓN
El plan arriba aludido se puso de manifiesto cuando la canciller Merkel de Alemania y el presidente Holland de Francia anunciaron (15 septiembre 2016) la urgencia de un ejército europeo único, privativo de la Unión Europea, opinión ampliamente compartida que el periódico Süddeutsche Zeitung abordó con llaneza: «Durante años la cooperación militar europea fracasó por la oposición de Estados Unidos; el Brexit ha cambiado de golpe esa situación».
La reunión celebrada en Bratislava (Eslovaquia) para tratar sobre problemas europeos (16 septiembre), con asistencia de todos los jefes de Estado o de Gobierno de los países miembros de la Unión Europea, excepción de Reino Unido, siente la preocupación por la realidad de la unificación de Europa y el problema de un ejército común como primer elemento cohesionador. El último reviste ahora tal importancia que el día 27 tuvo lugar en la misma ciudad una reunión informal de los ministros de Defensa para poner las bases de la unificación militar de la Unión Europea.