Renitor
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La
República Popular de Corea, estado de partido único (comunista) creado por la
Unión Soviética (1948), ha sido dirigida desde sus orígenes por dictadores
comunistas: Kim Il Sung «Gran Líder» (1945), Kim Jong Il «Querido Líder» (1994)
y Kim Jong Un «Brillante Camarada» (2011). Pese a que cuenta con cierta
abundancia de recursos naturales (carbón, hierro y magnesita, cobre, níquel),
este sistema estalinista de culto a la personalidad, llamado «dinastía Kim», ha
hundido al país en una severa penuria alimentaria, que desde la década de 1990
habría causado más de tres millones de muertos.
En 1950 las tropas comunistas del N de Corea
invadieron Corea del S y tras un contraataque de las fuerzas de Naciones Unidas
se llegó a un alto el fuego (1953) y la división de Corea cerca del paralelo
38. Las difíciles relaciones entre ambas Coreas mejoraron a
partir de los Juegos Olímpicos de Seúl (1988) y en 1991 Corea del N fue
admitida en Naciones Unidas. Sin embargo, al mismo tiempo que la magra ración
básica de arroz por persona y día fue reducida de 250 gramos a tan sólo 100, la
importante asistencia exterior para paliar la hambruna fue desviada a un
oneroso programa armamentístico y nuclear (casi un 40% del total de la
financiación nacional, según los observadores económicos extranjeros). Así, en
1994 la tensión subió de nuevo ante el temor de que los norcoreanos estuviesen
en condiciones de fabricar armas atómicas.
A la
muerte de Jong Il en 2011, heredó el poder su hijo Jong Un, con sólo 28 años.
Su política, mezcla de socialismo grosero y primitivo y dictadura omnímoda, es
símbolo del terror, con ejecuciones arbitrarias, incluidas las de familiares y
antiguas amantes. En el orden internacional, Corea del N está entre los más
pobres del mundo y no tiene otro instrumento de política exterior que el
terrorismo nuclear.
Chantaje
atómico. Corea del N se incorporó en
2006 a los países dotados de armamento atómico con la prueba de un ingenio de
baja potencia, programa cancelado así se consiguieron «favores materiales» de
China y otros países. En 2016 ensayó con éxito el disparo submarino de un
cohete bifásico KN 11, copia del chino «Julang», uno de los peores SLBM (misil
balístico de lanzamiento submarino) jamás construidos. En
2017 disparó cuatro cohetes simples (5 marzo) y uno bifásico (3 julio), ensayos
que coinciden con el anuncio de un aumento del gasto bélico de China y la
tirantez de relaciones con Estados Unidos. La propaganda norcoreana y los
medios informativos de Moscú, en una metódica desorientación de la opinión
pública, quieren hacer creer que una posible guerra en Corea se resolvería por
una serie de «golpes nucleares
estratégicos», pero Corea del N aduras sería capaz de unos «golpes atómicos propagandísticos» (Japón y Corea del S, difícilmente Hawái).
Chantaje químico. El
escaso desarrollo de las técnicas en armamento nuclear ha llevado a Corea del N
a la fabricación y almacenaje de armas químicas y bacteriológicas (unas 5 000
t), que fácilmente se lanzan con granadas de artillería y cohetes sencillos.
Actualmente, un laboratorio trabaja para crear y fabricar en gran escala
productos catalogados como armamento químico o biológico (ya se tienen listos
para su uso agentes tipo Ántrax y Sarín).
¿A
quién beneficia la crisis coreana? Lo más peligroso es,
sin duda, el hecho de que Pekín y Moscú minimizan la amenaza de Corea del N. El
propósito chino es que Estados Unidos opere en situaciones muy graves, quedando
obligado a aceptar la mediación china a cambio de una libertad de acción en el
mar de la China Meridional, libertad que consiste en una política exterior
depredadora con desprecio al Derecho internacional (véase «La guerra fría se desplaza a Asia oriental» y «China amenaza a Estados Unidos»). Rusia ve con agrado cualquier diversión en Asia que
polarice la atención de la OTAN, principal obstáculo para su agresiva política
exterior (invasión de Ucrania y ataque
al «status quo» del Báltico). La bravuconería bélica de Corea del N crea una
grave crisis internacional que favorece el rearme estadounidense y, por el
llamado «efecto de arrastre», el aumento del presupuesto militar de los países
OTAN…