National Film Archive
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El
grito fue inmediatamente recogido, ampliado, discutido. Pero aún en esos
momentos el lema Me too estaba envuelto en ambigüedad. No se sabía bien su
alcance y su significado, sobre todo cuando se presentan como abusos
deshonestos contra las mujeres algún comentario de mal gusto. También plantea
alguna crítica las denuncias de los casos de abuso sexual por parte de actores
y productores, acusados injustamente o sin las debidas garantías legales y
constitucionales, esto es, antes de que sus abogados les defiendan ante los
tribunales. La ceremonia de los premios Globos de Oro en 2018, el 7 de enero,
ha sido en esta ocasión un intento de promoción publicitaria de Me too más
que una muestra de arte; y también política, con la periodista Oprah Winfrey
postulando su candidatura a la presidencia de Estados Unidos.
Contestatarios. No
todas las actrices han aceptado sin reticencias al Me too. Si la denuncia de
los abusos impúdicos parece justa a la mayoría, algunos lo consideran como un
desafío del feminismo más rancio o el puritanismo más enfermizo y su propio
nombre como una provocación. Varias actrices atacaron por estas razones el
grito Me too o se han mostrado reticentes para con el mismo. La actriz
Brigitte Bardot despreció el Me too: «Muchas actrices calientan a los
productores para obtener un papel peliculero»; y el actor Leslie Nelsen lo
define como «una caza de brujas», opiniones que les valdrían ataques de parte
de feministas. También la actriz Catherine Deneuve, debido a su actitud
inconformista con estas denuncias, fue criticada como antifeminista.
Esta
contradicción o fingimiento apuntada por Bardot, Deneuve y otras se hace
evidente en la actriz Scarlett Johansson, ardiente paladín de Me too, que
participó en los filmes Match point (2005) y Vicky, Cristina, Barcelona (2008) del actor y director de cine Woody Allen, hostigado por los medios a
propósito de unos abusos deshonestos contra su hijastra Dylan Farrow, en 1992,
o en la concesión de un premio Oscar en 2003 a Roman Polanski, huido de la
Justicia tras ser acusado formalmente de la violación de una niña de 13 años en
1977.
¿Catarsis o telón de
fondo? Estas protestas podrían ser reflejo y
catarsis del abuso sexual, pero también, desgraciadamente, cámara de protección
o falso telón de fondo del verdadero problema en la llamada «Meca» de la
industria cinematográfica: la pederastia, sobre todo homosexual. En efecto,
cuando se llega a esta aberrante desviación, el control es férreo y difícil de
sobrepasar, llevado en ocasiones a extremos de hermetismo incomprensible para
la mayoría, siendo así muy pocos los periodistas o escritores que en sus
artículos acusan este indiferentismo. Y la explosión mediática de Me too tiene lugar, astuta o inconscientemente, en el momento en que aparecen
denuncias de pederastia con niños actores, como Corey Feldman y Corey Haim
(1971-2010), que podrían alcanzar a los verdaderos reyes y príncipes de la
farándula peliculera, reyes y príncipes que no son, como se cree, los nombres
más sonoros o populares del cine de consumo. Así, Me too hace posible que en
los medios informativos se tergiverse y enmascare la pederastia homosexual de
tal forma que los hechos quedan disimulados. ¿Causalidad o casualidad?