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El
misil balístico intercontinental (ICBM) de «alcance ilimitado y trayectoria
imprevisible» dado a conocer por el presidente Putin en su discurso del 1 de
marzo no es una «nueva arma terrible e invulnerable», sino el sistema de
bombardeo orbital fraccionado (FOBS) de los años 60. Es decir, Rusia se decide
públicamente a militarizar el espacio, decisión que contradice los acuerdos del
Tratado del Espacio Exterior y el SALT II (1979).
En
efecto, no existe más ICBM de «alcance ilimitado» que el sistema FOBS
(Fractional orbital bombardment system): el misil se sale del vuelo balístico
y, a imitación de un lanza-satélites, alcanza la «velocidad orbital» para
mantenerse a una altura no superior a los 150 kilómetros, con una o varias
cabezas de combate nuclear que, a una señal dada, pueden ser lanzadas desde su
órbita contra blancos terrestres, lo cual supone una ventaja sobre los ICBM al
escapar fácilmente a la vigilancia del radar y hacer que el tiempo de alerta
quede reducido a un par de minutos. En los años 60 la Unión Soviética realizó
varias pruebas de FOBS y fue la única potencia que se decidió a adoptarlo
definitivamente (1969-83), con una veintena de ICBM bifásicos de combustible
líquido R-36ORB (SS-9 modelo 3 Scarp en nómina OTAN).
Perfeccionamientos
aparte, la diferencia del FOBS R-36 y el nuevo RS-28 Sarmat (SS-30 Satan II)
es, a fiarse de las imágenes propagandísticas, un vehículo de reentrada
planeador impulsor, con un sistema de propulsión integral que permite corregir
la trayectoria. Es decir, una combinación de los sistemas BGRV (Bost glide re-entry
vehicle) y ARV (Advanced re-entry vehicle), también de los años 70. El RS-28
es un cohete más selectivo y que suministra mayor energía por unidad de peso, pero
no elimina la serie de inconvenientes que tiene este sistema FOBS: necesita
mucho combustible en menoscabo de la carga útil y precisión, parece muy vulnerable
al ser fácilmente localizada su trayectoria y el vehículo de reentrada es
susceptible de interferencias (para burlar las defensas depende de señales
transmitidas por satélites).
El anuncio de un misil «terrible e invulnerable» fue calificado de astucia propagandística, un falso telón de fondo de los graves problemas domésticos de Rusia y de su incapacidad de ponerse a la altura de la OTAN, respecto a la que está en inferioridad de condiciones en lo referente a armas convencionales. Moscú pretende lograr el equilibrio a base de las armas nucleares disuasorias, pero con el empleo del espacio exterior con fines bélicos está corriendo el riesgo de una guerra. Difícilmente se explica, pues, el indeferentismo de Bruselas y Washington ante el incendiario discurso del presidente Putin, salvo que exista el interés en una «amenaza exterior» para explicar a la opinión pública un rearme interminable, rearme que sólo beneficia a las «elites dominantes» (aristocracias económicas).
El anuncio de un misil «terrible e invulnerable» fue calificado de astucia propagandística, un falso telón de fondo de los graves problemas domésticos de Rusia y de su incapacidad de ponerse a la altura de la OTAN, respecto a la que está en inferioridad de condiciones en lo referente a armas convencionales. Moscú pretende lograr el equilibrio a base de las armas nucleares disuasorias, pero con el empleo del espacio exterior con fines bélicos está corriendo el riesgo de una guerra. Difícilmente se explica, pues, el indeferentismo de Bruselas y Washington ante el incendiario discurso del presidente Putin, salvo que exista el interés en una «amenaza exterior» para explicar a la opinión pública un rearme interminable, rearme que sólo beneficia a las «elites dominantes» (aristocracias económicas).
Militarización general. Tampoco
Estados Unidos queda al margen de la crítica (véase Vuelve la militarización del espacio). Este país está utilizando el avión aeroespacial X-37B, el cual, es
estimado, constituye una amenaza significativamente mayor, adecuado para
satelizar o lanzar cabezas nucleares, armas anti-satélite, espías intercontinentales
y desde el cual se utilizarían incluso los «rayos laser» (véase Aviones misteriosos: Boeing X-37). Además, con este medio se hace posible un tipo
de FOBS sin las desventajas del anteriormente descrito. De la misma forma se
puede señalar que Alemania y España —¿e Italia?— producen satélites para un
programa militar secreto de la Unión Europea.
Prospectiva amarga. En
los últimos años se ha acentuado en el espacio exterior la tendencia a una
militarización sin consideración a los principios éticos y la «conjunción», a
menudo repelente, entre los dos colosos económicos del mundo (Estados Unidos y
Unión Europea) y la segunda potencia nuclear (Rusia). Es evidente que el resto
de la comunidad internacional será cada vez más incapaz de enfrentarse con el
grave tema de la militarización del espacio, que invalida cualquier instrumento
para la consecución de una paz justa en el mundo.