Renitor |
En la década de 1970 científicos soviéticos han postulado que la acción de los campos electromagnéticos podría activar la multiplicación de enfermedades infecciosas. En los años 80 esta hipótesis se aclara a la luz de los descubrimientos de Abe Liboff de la Universidad de Oakland (Michigan), Jerry Philips del «Cancer Research and Tratament Center» de San Antonio (Texas) y Daniel Lyle del «Food and Drug Administration» de California sobre la acción a nivel molecular de la radiación electromagnética. Estos trabajos han demostrado que los campos electromagnéticos están relacionados con la pérdida de leucocitos, células incoloras de la sangre, también llamados glóbulos blancos, que aseguran la defensa contra los microbios. Y en 2007, el «Informe BioInitiative» concluye, en general, que con cualquier intensidad de radiación se producen cambios en los determinantes genéticos de las células y un sistema inmunitario disminuido que abre las puertas a ciertos tipos de cáncer.
Disminución
de la resistencia a la infección. En un hombre, la irradiación provoca una serie de síntomas típica. A lo que interesa el sistema inmunitario (SI), los tejidos que crean la sangre resultan muy perjudicados, lo que causa una disminución de los glóbulos rojos y blancos y de las plaquetas en la corriente sanguínea periférica y, como consecuencia, la menor capacidad de la sangre para transportar oxígeno y la disminución de la resistencia a la infección. Se perturba la síntesis de anticuerpos, lo que aumenta la posibilidad de infecciones. La muerte prematura puede deberse a infecciones y perturbaciones del sistema sanguíneo. Otro efecto general, que se relaciona corrientemente con el aparato del covid 19, es un aumento en la tendencia hemorrágica, una aceleración del proceso de envejecimiento, se pierde el apetito y las diarreas son frecuentes.
Aún no se ha encontrado una prueba que permita explicar el alto índice de morbilidad de la segunda onda de covid 19 en España y resto de Europa, al mismo tiempo que en el África negra, continente subdesarrollado, se produce una reducción en la patogenidad y en la mortalidad de esta enfermedad. |
El misterio africano. La visión de conjunto de la situación sanitaria actual de la pandemia china nos la dan los informes periódicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se han publicado estadísticas que nos informan de bajísimos índices de morbilidad en África, excepción de Sudáfrica, el único país africano con telefonía móvil de quinta generación, lo que apoya la hipótesis antes dicha.
La explicación de este contraste con la Unión Europea está, según los medios informativos y la OMS, en las «peculiares» relaciones asociativas del africano negroide. Esta aserción, inverosímil, inspira sentimientos de desconfianza: la mayoría de las sociedades africanas, predominantemente rurales, asientan en la denominada «gran familia», que agrupa a todos los descendientes de un abuelo común, junto con sus esposas e hijos, y los africanos de la ciudad se acumulan en los barrios bajos y chabolismo de los suburbios, tan insalubres como los ritos referentes a la muerte, al entierro y a los funerales de las sociedades africanas, factores todos ellos coadyuvantes a epidemias.
A la luz de estos hechos la hipótesis del sistema inmunitario disminuido por radio-ondas se fortalece, por lo menos como una suposición, improbable pero posible, para explicar la morbilidad europea en contraste con la africana. En la lógica de la ciencia, todo principio supuesto que se revela adecuado para presentar inteligiblemente una serie de hechos que no se comprenden enteramente, pasa a ocupar el lugar de «hipótesis de trabajo». No es el caso de esta hipótesis, objeto de un hostigamiento por parte de medios informativos y autoridades sanitarias, patentizándose que un gran problema de la pandemia china sigue en pie: deformación u ocultación de información por el origen monopolístico de la misma.
Los problemas del cáncer también se relacionan con el sistema inmunitario. Está demostrado que ciertos tumores malignos (un 20%) son causados por virus (virus oncogénico), que puede ser potencializado y desencadenado por irradiación electromagnética.