19 de diciembre de 2021

Submarinos S-80

Renitor
La producción mundial del submarino, controlada hasta hoy por nueve países, se ha visto incrementada por otro militante: España, pionero del torpedero submarino (1888). Se trata de la serie S-80 «Isaac Peral» (una nave terminada, tres en avanzado estado de construcción y planes para otras dos), el primer submarino OTAN sin propulsión nuclear capaz de lanzar misiles sobre objetivos terrestres (y desde su posición de inmersión).

El submarino S-81 Isaac Peral, cuyo trazado y construcción se confió a la española Navantia, realizó su aparición pública el 26 de abril de 2021, retrasada en un año por la pandemia china. Mide 81 m de eslora, desplaza 3 400 t, se sumerge a una velocidad superior a 20 nudos (37 km/h), su autonomía submarina es de 60 días (unos 20 con propulsión AIP) y profundidad operante desde 350 a más de 460 m según la fuente.

Sus misiones. Es un submarino adaptado para las operaciones de gran alcance, en solitario o en formación con la flota, el tendido de minas, ataque al tráfico enemigo con ayuda de los torpedos o misiles, desembarco y evacuación de unidades de comandos. También puede lanzar misiles sobre los objetivos de tierra desde profundidades de 350 o más metros. Fue proyectado también para la lucha contra los submarinos nucleares, a los que aventaja en aguas someras, «maniobrabilidad», versatilidad e insonorización (sobre todo a velocidades submarinas inferiores a 12 nudos).

Las armas transportadas por los submarinos S-80 son: 18 torpedos pesados Seehecht (alcance de 50 km), 12 misiles Sub Harpoon (120 km) y de crucero estratégico Tomahawk E (1 600 km), 36 minas Minae, una combinación de todas ellas y seis tubos para lanzarlas. El primero es alemán, los segundos estadounidenses y la última española. (Para una descripción detallada de estas armas véase más adelante el anexo «Armas transportadas por el S-80».)

Renitor
Sección longitudinal del submarino español «S-80» propulsado por energía con total independencia de la atmósfera exterior (AIP). La hélice consta de siete aletas con alabeo helicoidal.
Comandos. La serie S-80 puede transportar un pequeño grupo de tropas especiales, destinado a hacer incursiones en terreno enemigo, que pueden desembarcar del submarino desde su posición de inmersión (los S-80 llevarán a cuestas un pequeño sumergible con capacidad para dos tripulantes y ocho pasajeros).

Tripulación y comodidad a bordo. El S-80 dispone de tres tripulaciones, de a once hombres cada una («guardias»), que se alternan periódicamente en la navegación con objeto de evitar el factor de la fatiga humana, y de tantas camas como tripulantes, además de otras ocho para tropas especiales o pasajeros eventuales. El alemán Tipo 212, por ejemplo, dispone de tripulación doble y camas insuficientes. Las condiciones en que se desenvuelve la existencia de la tripulación es, por lo menos, una de las mejores.

El grupo de propulsión consta de un motor eléctrico de 3 500 kW, un generador diésel triple de 3 600 y un módulo AIP (pila de combustible) del orden de 300 a 320 kW y fuente de hasta 20 días de energía con total independencia de la atmósfera exterior (véase «Propulsión AIP del S-80»). Dispone de un propulsor helicoidal (la hélice única es de mayor rendimiento que la múltiple) y cabe suponer que el principal material de la misma es el bronce al manganeso (muy resistente a la corrosión y al efecto erosivo de la cavitación).

Insonorización. En el módulo AIP español, sin elementos móviles, no se producirán niveles apreciables de ruido y la emisión de contaminantes, que apenas si hay, es fácil de eliminar, sin borboteo ni límite de profundidad operante, con ventajas extremas para la insonorización. El motor eléctrico, como todos los de su tipo, resulta muy compacto y apenas si mete ruido.

Navantia
Sala de mando del S-80. La nave es tripulada por sólo 35 hombres, y en dicho número va incluida la dotación para los distintos turnos (de a 11 cada uno excluidos capitán y cocinero).
El coste de un submarino S-80. Se trata del modelo más caro en su tipo: los primeros 4 submarinos valen casi 4 000 millones de euros, esto es, cada uno costará 980 millones de euros. Por lo que se refiere al costo de producción para exportación (modelo con prestaciones inferiores o versión modificada), digamos que hoy se podrían construir submarinos S-80 según datos actuales a un costo de unos 850 millones euros, superior en dos veces al sueco «Blekinge» (dos naves en proyecto) o el alemán Tipo 212A y en cuatro al ruso «Amur 950» (degradación del tipo «Lada»). Aunque estos submarinos son inferiores en desplazamiento, prolongación de la navegación AIP y armamento abordo, para competir con ellos en mercados poco exigentes o con estrechos objetivos estratégicos, caso de América meridional, habría que reducir el costo del S-80 a casi la mitad y también su desplazamiento. A ello se suma el riesgo de que la coyuntura económica no permita en esta década a las armadas adquirir naves tan caras.

Secretismo justificado. Ni la eliminación de los problemas técnicos, ni la difusión del informe «secreto» (2017) de un comité técnico favorable a la continuación de la construcción de las cuatro naves en astilleros, nada quebró el monolitismo de la campaña mediática contraria al nuevo submarino español. La desconfianza en la acción de los periodistas para una información serena y objetiva sobre la construcción de los S-80 se ha ido generalizando entre amplios sectores de la Armada, desconfianza cuyo resultado es el secreto tácito respecto a la construcción de estos buques. Y es que ante el mal papel de algunos medios informativos (sensacionalismo, rumores alarmantes, falsedades, intereses de terceros), no parece que desde el Ministerio de Defensa existan demasiadas razones para celebrar ruedas de prensa sobre estos buques.

Anexo: armas transportadas por los submarinos S-80

Navantia
Los torpedos son del tipo pesado propulsado por electricidad DM2A4 Seehecht, de 533 mm de diámetro con carga de 260 kg de PBX, explosivo más potente que el TNT, con corrección de trayectoria por medio de complicados sistemas de orientación, ora automáticos («autopuntería»), o mandados desde el submarino (guía por hilo o «filoguiado»). El último no es atacable por interferencias electromagnéticas. Pesa 1’4 t, tiene 6’6 m de largo y puede alcanzar la velocidad de 93 km por hora. Su alcance varía desde 50 a 80 km, según el número de baterías alojadas. La «cabeza de guerra», con potencia equivalente a 460 kg de TNT, va unida a una espoleta de contacto (percutor) y de proximidad (mecanismo disparador por magnetismo).

Los misiles son de los tipos Boeing UGM-84 Sub Harpoon, misil antibarco de 4’6 m de longitud, 690 kg y un alcance de 120 km; y Raytheon UGM-109E Tomahawk, SLCM (Submarine-Launched Cruise missile, misil de crucero estratégico de lanzamiento submarino) de 6’25 m, 1’6 t y su alcance es de 1 600 km. Ambos utilizan cohete de propergol sólido para salir del agua y unos altímetros rádicos que les permiten volar a escasos metros de la superficie (a 2 m el Sub Harpoon y a menos de 50 el Tomahawk). El primero dispone de un turborreactor Teledyne de 299 kg de empuje y va dotado de una cabeza de 230 kg de HE (alto explosivo); una unidad de dirección de curso y radar explorador le permite localizar objetivos del tamaño de una lancha. El segundo, por medio de un complicado sistema de dirección (Tercom), puede seguir hasta 16 rutas predeterminadas (y otros tantos blancos de ataque) y cambiar a cualesquiera de ellas en pleno vuelo.

Las minas, del tipo Minae, muy selectivas (incorporan los principios de la inteligencia artificial), son capaces de distinguir fácilmente el eco de un submarino nuclear del de uno diésel, entre blancos de uno u otro tipo, por las variaciones en el tono del eco recibido. Esto es, pueden ser programadas para destruir un determinado modelo de nave ignorando cualesquiera otras.