27 de diciembre de 2018

La nación más antigua del mundo

Renitor
La nación es un fenómeno de aparición moderna. Existen indicios nacionalistas entre los egipcios, judíos, griegos y persas, pero las primeras naciones surgen en la Europa occidental. «Por haber superado su anterior fase regional —escribió el tratadista Floyd Mulkey—, han sido España, Inglaterra y Francia las primeras naciones modernas en orden al tiempo. A ello se debe también el papel primordial que han desempeñado en la Edad Moderna.»

Durante la Edad Media aparecieron sentimientos nacionales en los reinos hispanos frente al invasor mahometano. Entre 1469 y 1492, los Reyes Católicos (Fernando III e Isabel I) consiguen realizar la unidad de España, «que así se encontró en condiciones excepcionales para acometer la empresa americana» (Mulkey) y entraba en un largo periodo histórico en que campearía como la mayor potencia no solo europea sino también del orbe. Como puede comprobarse observando las mutaciones en el mapa de Europa desde aquellos años hasta nuestros días, los territorios de España, Inglaterra y Francia tienen límites definidos e incluso los han rebasado (España primero, los demás después).

Otras teorías. Desde el contenido y significado sobre el que algunos pretenden fundar la idea de nación antes de la Edad Moderna, España nace como nación en 589, con la unión religiosa que fragua en el III Concilio de Toledo, capital eclesiástica de la vieja Hispania. Y antes, en 572, el rey Leovigildo estableció en esta ciudad la capitalidad de sus estados, sentando así los cimientos de la nacionalidad española. Puede presentarse la objeción de que no debe admitirse la religión como determinante exclusivo de la nacionalidad, pero no se discute que fue el citado rey visigodo (pueblo germánico) el verdadero fundador de la monarquía española.

Así, sea desde las teorías que fundan la nación en factores como la religión o el territorio, sea desde la caracterización moderna del término «nación», España aparece a juicio de muchos autores como la más antigua de cuantas sobreviven por hoy.

Francisco Pradilla y Ortiz
El mismo año en que Granada, último baluarte mahometano en España, cae en poder de los reyes Fernando III e Isabel I (1492) se produce la conquista de territorios en África, la expansión por Italia y el descubrimiento de América. Comenzaba así la nación más antigua, la primera con fronteras oceánicas y la más extensa de cuantas han existido.
¿Y el resto de Europa? Los procesos nacionalistas del resto de Europa aparecen muy rezagados con relación a las viejas naciones occidentales y abarcan porciones geográficas arbitrarias. Italia no pasaba de ser una simple «expresión geográfica» hasta que en 1861 era ya una realidad nacional bajo el cetro de la casa de Saboya. Alemania era tierra dividida en múltiples principados hasta la creación de la unidad alemana en 1870 bajo la autoridad de Prusia. En el este europeo, dejando aparte Polonia y otros, que desaparecen y reaparecen según las alternativas de los tiempos, las naciones surgen cuando se produce la explosión del sentimiento nacionalista contra la opresión turca, la desintegración del artificioso imperio Austro-Húngaro, el principio de autodeterminación aplicado a los pueblos bálticos al final de la I Guerra Mundial y la desmembración de la Unión Soviética tras el periodo presidido por la llamada «guerra fría».

El futuro. España, Inglaterra y Francia han hecho grandes cosas en el pasado, pero no están en disposición de volver a hacerlas en el futuro como entes diferenciados. El fundamento de la nueva organización política son las ideas que tratan de organizar los Estados en grandes bloques y los entes políticos más importantes son supranacionales (Estados Unidos y Unión Europea). Sin embargo, en el siglo XXI se atraviesa un resurgimiento —otro más— de localismos regionales, minorías nacionales al servicio de obscuros intereses que introducen sombras de inquietud en el devenir europeo.