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El
aparato mediático del Gobierno turco quiere infundir en la opinión
pública la idea de una solidaridad de la OTAN con el país, pero lo
cierto es que algunos sectores de opinión europeos (y también norteamericanos) piden separar Turquía de la Alianza. Y es que el
carácter problemático de Turquía viene de antiguo.
Después
de la II Guerra Mundial, la Rusia Soviética propuso el control
conjunto ruso-turco de los Dardanelos. La petición fue rechazada por
Turquía, pero en esta decisión influyó decisivamente Estados
Unidos, que tomó medidas para fortalecer a este país concediéndole
ayuda económica y un programa de defensa mutua. Cuando se firmó en
1949 el Tratado del Atlántico Norte, los miembros fundadores dejaron
a los turcos fuera de esta alianza, pero Ankara amenazó con
arrojarse en los brazos de Moscú y en 1952 el país fue aceptado
como miembro de la OTAN, al tiempo que Grecia. Un año más tarde,
Grecia firmó un pacto de amistad con Turquía, pero la pertenencia a
una misma organización militar no tuvo el efecto moderador esperado
y ambos países, especialmente los turcos, han llevado las crisis de
la Alianza a sus cotas más bajas.
En
1965, Turquía y Grecia no consiguieron llegar a un acuerdo sobre la
cuestión de Chipre y estuvo a punto de estallar la guerra entre
ambos países, en el mes siguiente Turquía firmó con la Unión
Soviética diversos e importantes acuerdos económicos y en 1974 un
golpe de estado en Nicosia (Chipre), que acabó con la formación de
un gobierno de greco-chipriotas partidarios de la anexión a Grecia,
dio ocasión al desembarco de tropas turcas en esta isla. Esta
agresiva política exterior de Turquía, además de debilitar el
dispositivo sudoriental de la OTAN, puso en peligro la presencia
norteamericana (8 000 soldados) en las bases establecidas en suelo
turco y Estados Unidos ejerció presiones sobre el Gobierno de Ankara
ante la amenaza de éste de entrar en guerra con Grecia, conflicto
que tuvo graves consecuencias: Grecia, tras negociar un alto el fuego
con los turcos, decidió el 14 de agosto retirarse del Comité
Militar de la OTAN, amenazando con privar a la VI Flota de Estados
Unidos de sus bases estratégicas en el Mediterráneo, y el Gobierno
turco denunció que Estados Unidos había estado en el origen del
golpe de estado en Chipre.
Grecia,
no obstante consideraba a la OTAN responsable tanto de la dictadura
que sufrió durante siete años como de la situación de Chipre,
regresaría a la estructura militar en octubre de 1982, pero
nuevamente hizo reiteradas declaraciones de su deseo de retirarse de
la Alianza porque la misma no ofrecía adecuada protección frente a
Turquía (también miembro de la OTAN).
Otra
crisis de la organización tuvo lugar en 1983, tras la declaración
unilateral de independencia de la comunidad turco-chipriota,
proclamando un nuevo estado en el Mediterráneo, en el N de la isla
de Chipre. Grecia volvía a protestar formalmente porque Turquía
consiguió bloquear una toma de postura oficial del Consejo Atlántico
sobre esa declaración de independencia, que sólo el gobierno de
Ankara apoyaba (y todavía hoy es el único). En 1985, Grecia retiró
parte de sus fuerzas militares de la frontera greco-búlgara para
reforzar la frontera greco-turca.
El
final de la «guerra fría» comienza en 1987, con el paulatino
desarme unilateral del Pacto de Varsovia, que desaparece en 1990, y
al año siguiente la Unión Soviética deja de existir. Sin embargo,
las malas relaciones entre Grecia y Turquía, con frontera común y frecuentes diferencias políticas e
ideológicas, son un problema pendiente, con una conducta culposa de
Turquía, cuya aviación ha violado espacio aéreo griego en el mar
Egeo, con territorios en litigio.
La
importancia geoestratégica de Turquía no es la prolongación
territorial de la OTAN para proyectar una fuerza sobre Oriente Medio,
sino su soberanía sobre el Bósforo, el mar de Mármara y los
Dardanelos, que comunican el mar Negro (importante ruta comercial
para Rusia) con el Mediterráneo. Los puertos búlgaros de Burgas y
Varna y los rumanos de Midia y Constanza, ahora territorios OTAN,
minimizan la importancia de los turcos de Trebisonda, Giresun, Samsun
y Zonguldak, pero la guerra civil en Siria, en particular, y el clima
bélico en Oriente Medio, en general, hace que la situación turca se
revalorice.
El
presidente turco Erdogan es sospechoso de guardar inteligencia con el
aparato económico del Estado Islámico y la OTAN sabe que una
mayoría de entre los ciudadanos europeos se niegan a secundar a
Turquía en un enfrentamiento con Rusia. Ahora bien, en la década de
1930 la opinión pública europea y norteamericana se negaba a
prevenirse contra una guerra y en 1939...