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Los primeros —y más críticos— trabajos bibliográficos
sobre Melania Trump describen la típica aventurera de origen humilde que se
hace famosa e influyente. Belleza, buena figura, inteligencia, episodios
eróticos y un éxito social espectacular contribuyen a especulaciones varias,
algunas poco favorables, como las que han ido apareciendo tras su matrimonio
con el exitoso empresario y hoy presidente estadounidense Donald Trump.
Melania Trump, originalmente Malanija Knavs, nació el
26 de abril de 1970 en Novo Mesto, Eslovenia (antigua Yugoslavia), hija —dícese—
de un comerciante de automóviles y una costurera. Tras la instrucción primaria
en Sevnica, donde pasó a vivir con su familia, estudió en la Universidad de
Liubliana sin titularse. A sus 16 años, trabaja primero como modelo fotográfica
con Stane Jerko y luego con agencias de Milán y París, pasando a llamarse
Melania Knauss (germanización de su nombre original).
Período de incertidumbres. El período 1995-98 mantiene zonas de sombra e
incertidumbre. En 1996 marchó a Nueva York y sirvió de modelo en retratos de
alto contenido erótico. Un trabajo bibliográfico-crítico de Adam Schlecter y un
artículo del semanario Suzy la relacionan, en aquellas fechas, con unas
agencias al servicio de sociedades de recreo de caballeros, muy selectivas,
cuasi-privativas de aristocracias económicas o personajes influyentes, principalmente
Milán y Nueva York. En 1998, en circunstancias que ni ella misma ha sabido
explicarse con claridad, conoce al multimillonario Donald Trump, de 52 años y divorciado
por dos veces (Ivana Zelnícková en 1992 y Marla Maples en 1998). Según el
periodista esloveno Bojan Pozar, la riqueza e influencia de Trump favoreció el
éxito profesional de Melania, que pasó del vulgar reportaje erótico a las
portadas de revistas tipo Vanity Fair o Vogue.
Matrimonio. Donald Trump la hizo su amante y después su esposa
(2005). A la ceremonia nupcial, celebrada en Palm Beach (Florida), asistieron el
ex presidente William Clinton y su esposa Hillary, senadora por Nueva York. En 2006
nace Barron William, primer y único hijo de Melania, quinto y último de Donald.
Hacia la Casa Blanca. Su marido desarrolló una pronta carrera política,
donde llegó a candidato republicano a la presidencia, e inmediatamente Melania
pasó a ser objeto de especulaciones, hostigada por los competidores de su
esposo —y también una minoría republicana— a propósito de su pasado como modelo
erótico y de algún otro tema. En 2016 el New York Post publicó fotografías
eróticas de Melania, realizadas en 1995, y el británico Daily Mail la relacionó
en los años 90 con un club de caballeros italiano.
Primera dama. Cuando su marido llegó a la presidencia del país (20
enero 2017), se convirtió en la segunda esposa extranjera de un presidente
estadounidense y aquél, a su vez, en el segundo presidente sin lazos familiares
con el rey Juan de Inglaterra (véase El padre de todos los presidentes de Estados Unidos). Por estas fechas, el citado Daily Mail fue objeto de una
acusación judicial por la circunstancia de difamación, con sentencia favorable
a Melania. Los periodistas aprendieron la lección: Melania, en su condición de
primera dama, estaba por encima de toda sospecha so pena de conocer los
tribunales y alguna indemnización millonaria.
Problemas conyugales. El atractivo personal de Melania produjo una grata
impresión en la opinión pública frente a la impopularidad de su marido. El
alejamiento entre ambos, cuyas relaciones públicas fueron siempre frías, se
hizo casi completo en 2018 al irse publicando supuestas relaciones
extraconyugales de aquél con prostitutas peliculeras.
Poco comunicativa y dada a la soledad, en mayo de 2017
visitó el Vaticano y allí hizo profesión pública de catolicismo. En junio de 2017 decidió pasar a vivir a la Casa
Blanca, pero a condición de un exorcismo en el edificio (febrero 2018), cosa
extraordinaria que causó extrañeza. Aunque es bien conocida la importancia de
ciertas formas de supersticiones y religiones entre la clase política y la financiera,
estas no se encuentran cercanas al Catolicismo sino a sistemas filosóficos o
religiones de misterio, algunas de ribetes satánicos.