18 de abril de 2021

Gasto bélico mundial

Renitor
No tenemos datos relativamente fiables sobre los gastos mundiales de armamento. Tomando como base los datos independientes más dignos de crédito (pocos) y excluyendo las llamadas «exportaciones invisibles» (muchas e imposibles de cifrar), los gastos militares en el mundo representan en 2020 casi 4 millones de dólares por minuto, más de 5 000 millones diarios y unos 2 billones anuales. ¿Estamos locos?

No vamos a tratar aquí el aspecto moral de la carrera de armamentos, ni a discutir las razones de los que propugnan el aumento del presupuesto de defensa como único medio para pararle los pies a China y Rusia, siguiendo las teorías disuasorias. Lo que nos interesa es únicamente una carrera de armamentos que no se consigue detener: 1’8 billones de dólares en 2018, 1’9 en 2019, 2 en 2020 —alrededor del 2’5% del producto interior bruto (PIB) global—. La carga per cápita del gasto bélico viene a ser al año para el mundo de unos 260 dólares frente a los 6 en ayudas humanitarias (véase El hambre en el mundo y su mentira).

Lo paradójico es que acontecimientos de tan mal augurio para la economía mundial como es la pandemia china sólo hayan tenido escasas repercusiones sobre los presupuestos militares. Dícese —y es verdad— que las agresivas políticas exteriores de China y Rusia incitan a perfeccionar y renovar constantemente los armamentos. Pero además, y sobre todo, el material militar constituye uno de los más importantes y fructíferos productos en el mercado mundial.

Los mayores constructores. Lockheed, Boeing, Raytheon, Northrop y General Dynamics, por este orden, son los principales proveedores del Pentágono, los primeros constructores de aparatos militares y los miembros del quinteto que ahora monopoliza de hecho la construcción de aviones, helicópteros y misiles en Estados Unidos. Estas cinco empresas fueron una caja de resonancia del enriquecimiento de la industria armamentística, con ventas de material y tecnología de guerra por valor de unos 255 000 millones de dólares. Las estimaciones para 2021 ofrecen cifras mayores.

James Nachtwey
Las cifras son elocuentes y vergonzantes: los gastos militares del mundo se elevaban en 2020 a un total de 1'98 billones de dólares frente a unos 40 000 millones de ayuda a la humanidad hambrienta (casi 900 millones de afectados y unos 10 000 muertos diarios).
Los mayores exportadores. En el periodo 2016-20 una decena de países se reparten más del 90% del volumen total de las exportaciones militares: Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, China, Reino Unido, España, Israel, Corea del Sur e Italia (citados por orden decreciente del valor de exportaciones). La constante renovación de los sistemas de armas hace que las industrias militares en estos países sigan atravesando una larga era de prosperidad, sobre todo las estadounidenses y, dentro de ellas, la citada Lockheed Martin, con más de 65 000 millones de dólares en 2020 (véase España y la exportación mundial de armas).

Los mayores presupuestos. Aquí también queda patente el predominio de Estados Unidos. Sólo este país gasta más de la tercera parte del total (778 200 millones, 46 000 más que en 2019). Sigue China (252 300), India (73 000), Rusia (66 800) y Reino Unido (58 500). Incluso los países subsaharianos, que comparten los lugares postreros en PIB, aumentaron en un 3’4% sus presupuestos militares (Chad el 31% y Mali el 22).

Perdamos toda esperanza. La disolución del Pacto de Varsovia (1989) y la desintegración de la Unión Soviética (1991) provocó un popular e inmenso entusiasmo en Europa occidental: de esta forma, quedando excluida la «guerra fría», no podía existir razón válida para continuar la carrera de armamentos. Fuimos unos ilusos.

ANEXO GRÁFICO

Renitor

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