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Se tratan de salidas anticipadas, previstas ha tiempo y en la dirección
del Mar Negro: el Meteoro y el Sella para rastreo y limpieza de minas submarinas y el Lezo para la
protección de superficie-aire y antisubmarina, encuadrados los primeros en la SNMCMG (el Meteoro en calidad de nave
capitana) y el último en la SNMG 2, agrupaciones marítimas permanentes
integradas en la NRF (Fuerza de Respuesta Rápida de la OTAN), de las que España
participa activamente, incluida la SNMG 1 (patrullas en el mar del Norte y el Báltico).
El Borbón participará en el ejercicio
llamado Clemenceau 22, en el Mediterráneo oriental y alguna salida al Mar
Negro, programado en junio de 2021, aunque con un aumento de la fuerza como
respuesta al incremento de la actividad rusa.
Si el número de salidas es similar al de años anteriores, deberían
seguir otras tres o cuatro, con barcos de diferentes tipos según la misión (la contribución
española a las SNMG incluyó en 2021 tres destructores, un buque de
aprovisionamiento en combate, un BAM y dos caza-minas).
Además de los barcos de guerra españoles que están patrullando el Mediterráneo y Mar Negro, la aviación española protege los espacios aéreos de los Países
bálticos y Bulgaria, y el Ejército proporciona protección anti-misil a Turquía,
además de un contingente de infantería mecanizada en Letonia. Estas misiones
tienen una organización y doctrina esencialmente defensiva, acordadas hace años
(Cumbre OTAN de Varsovia en 2016) y algunas incluso décadas.
Las otras misiones OTAN en
Europa con participación española son Baltic Air Policing (BAP) y Enhanced Air Policing (EAP) para la
vigilancia aérea de los mares Báltico y Negro, y Enhanced Forward Presence (EFP) y Persistent Effort para la protección de los territorios de Letonia
y Turquía. En 2021 España contribuye a estas misiones con 13 cazabombarderos Tifón en la base aérea de Šiauliai (Letonia)
y de Constanza (Rumania), una unidad de infantería mecanizada apoyada por 37
carros de combate, vehículos de combate de infantería, transportes blindados de
infantería y 140 vehículos varios en Adazi (Letonia), y una batería de misiles Patriot de a seis lanzadores cuádruples
en Adana (Turquía). Estas cifras no se han visto aumentadas en 2022 e incluso
se reducen de 13 a 10 los cazas de las BAP y EAP españolas, la última
desplegada ahora en el aeropuerto búlgaro de Plovdiv. Además, España mantiene
alertada con plazos anuales una brigada que debe, en caso de
conflicto, reforzar a los ejércitos bálticos o cualesquiera otros de la OTAN: la
VJTF (Very High Readiness Joint Task
Force), punta defensiva de la NRF activada en 2016 con la 7ª Brigada
aerotransportada Galicia.
Estrategia de acción
indirecta. El anuncio de la ministra de Defensa sobre la
salida al Mar Negro de barcos y aviones españoles es considerado por algunos como
de apoyo a la apuesta bélica, lo que origina alguna intervención airada de los
marxistas (partido «Podemos») o las fuerzas disgregadoras (separatistas y
residuos terroristas), que denuncian que el gobierno contribuye a precipitar la
guerra en Europa oriental y hay que impedirla. La toma de posición de estas
coligaciones políticas y sus aparatos mediáticos respecto a la crisis ucraniana
responde a una relación (ideal o material) con Moscú, esto es, la llamada estrategia de acción indirecta (véase La nueva estrategia rusa y Estrategia rusa en España).
La energía. Además de la disuasión y la propaganda negra, la tercera gran cuestión,
a la que España debe hacer frente en el momento presente, es la energía. El
clima bélico en Ucrania hace que la Unión Europea y la OTAN presten ahora mucha
atención a los gasoductos españoles, por dos razones: 1) su absoluta
independencia de fuentes de aprovisionamiento rusas, ya que están unidos a la
red de gasoductos argelinos, a través del Mediterráneo; y 2), España ocupa el
primer lugar entre los países de Europa en número de factorías de gas natural,
con siete, y también en capacidad de almacenamiento (38% del total de la Unión
Europea) y gasificación (32%). Sin embargo, la automatización del transporte
español por tubería (oleoductos, gasoductos) conlleva una consecuencia
negativa: accesos no autorizados con fines destructivos (virus informáticos).
Este no es el único inconveniente.
Conclusión. La inestabilidad creciente
en una zona tan crítica como la del Mar Negro pone en un primer plano de la actualidad española la distribución de sus fuerzas armadas en Europa oriental, pero
buena parte de tanto ruido hecho en torno a la salida al Mar Negro de barcos y
aviones españoles cabe atribuirlo a la orientación sensacionalista de los
medios informativos. Como lo demuestran las cifras, la fuerza expedicionaria
española de la OTAN no se ha visto aumentada, en total ocho misiones (seis en
Europa y dos en Oriente Medio), limitadas por el Parlamento a unos 3 000 soldados
y un coste anual de unos mil millones de euros. Ello no excusa un aumento de la
fuerza en cumplimiento de eventuales acuerdos con la OTAN para enfrentar al
nuevo invasor europeo: Rusia (el anterior fue la Alemania nazi en 1938).
ACTUALIZACIÓN
Guerra y ayuda armamentística. Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. España se apresuró a ayudar a los ucranianos enviando armas a la frontera polaca. Hasta el 21 de abril, en la operación habían intervenido catorce aviones de transporte estratégico Airbus 400M Atlas (31ª Ala), los dos primeros el 27 de febrero, y el buque de aprovisionamiento logístico Ysabel (véase Armas españolas para Ucrania). En noviembre, según el ministerio de Defensa, se contabiliza una treintena de aviones y dos buques con «material indeterminado».
Refuerzo de las misiones OTAN. España envió 160 soldados y seis obuses autopropulsados M-109A5E del 11º Regimiento de artillería de campaña (14 marzo) para reforzar su contingente en Letonia, y ocho cazabombarderos F/A-18M de la 12ª Ala (1 abril) para la vigilancia aérea del Báltico, en Ämari (Estonia). Un mes más tarde, la ministra de defensa hacía público el despliegue en Letonia de una batería de misiles antiaéreos Nasams II (dos lanzadores séxtuples con un centenar de hombres) del 73º Regimiento. Además, otros 250 soldados con una decena de tanques Leopardo 2E y seis vehículos blindados de infantería Pizarro pasaron a Noruega (11 marzo) para participar de un ejercicio de la OTAN (Brilliant Jump 22). Desde noviembre la participación española en el dispositivo defensivo oriental incluye otros 260 soldados con ocho cazabombarderos de la 15ª Ala (F/A-18) y seis de la 11ª (Tifón) en la base aérea rumana de Fetesi y la búlgara de Bezmer, respectivamente.
En 2023 prosiguen los despliegues arriba reseñados, sin más novedad que los oportunos relevos: el destructor Méndez Núñez en la agrupación marítima permanente SNMG 2 (25 agosto), con un ejercicio OTAN de clara intencionalidad disuasoria (Noble Shield); y ocho cazabombarderos Tifón de la 11ª Ala en el Báltico (30 agosto), nuevamente Ämari, apoyados por un Airbus 400M de la 31ª Ala y con unos 165 hombres en total (destacamento Ámbar). A los cazas españoles se unen otros cuatro italianos del mismo tipo, en Šiauliai (Lituania).
Espionaje espacial. La política de Europa de ayuda completa sin llegar a la guerra encontró expresión no sólo en el envío de material bélico a Ucrania, sino en la determinación de emplear su red de satélites contra Rusia, controlada desde la base aérea de Torrejón (Madrid), que registra los movimientos de las tropas invasoras para informar de ellos a los ucranianos.
Opinión pública. En España, en marzo de 2022, según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, un 52% de la población estaba en favor de la intervención OTAN en Ucrania y más de un 70% del suministro de armas a ese país.