27 de octubre de 2022

Causas de la ampliación de la OTAN

Renitor
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entidad militar internacional concebida como organización defensiva y muy conocida también por su abreviación de Alianza Atlántica, estaba integrada durante la guerra fría (1949-90) por un total de 16 miembros (13 europeos, 2 americanos y uno euroasiático). Dieciséis más engrosaron sus filas entre 1999 y 2022. Esta ampliación se desarrolla sobre un fondo de ininterrumpidas agresiones rusas.

El final de la «guerra fría» comienza a intuirse en 1987. El progresivo resquebrajamiento del bloque comunista en los últimos años 80 desencadenó un acelerado proceso histórico que iba a permitir la reunificación de Alemania (octubre 1990), la disolución del Pacto de Varsovia (julio 1991) y la desintegración de la Unión Soviética (diciembre 1991).

Continuidad de la OTAN. En octubre de 1989 la Unión Soviética propuso la disolución de los dos bloques militares para el año 2000, pero la OTAN rechazó la oferta, anunciando que la misma persistiría aun después de la desaparición del Pacto de Varsovia con objeto de «defender de la agresión a Europa Occidental» (véase Por qué desapareció la Unión Soviética).

Voluntades divididas. La OTAN no sintió el menor deseo de extender sus fronteras al E, en la creencia de que esa ampliación era «cara e innecesaria» y podría suscitar en Rusia una política nacionalista, autoritaria y revanchista. Al contrario, la Unión Europea era la segunda potencia económica del mundo (la primera en la segunda mitad de los años 90) y para conservar esa potencia sólo existía un medio: extender la comunidad económica al conjunto de Europa. Esta voluntad de progresar en Europa oriental suponía un vínculo común con la industria armamentística, interesada en un nuevo campo de operaciones comerciales para minimizar el desarme que siguió al final de la guerra fría.

Renitor
Pacto de Varsovia (1955-91), organización militar de los países comunistas de Europa surgida como réplica a la OTAN.
Grupo de Visegrado. En enero de 1991 Checoslovaquia, Hungría y Polonia denunciaron el Pacto de Varsovia y se unieron en el llamado grupo de Visegrado con el gran objetivo de llegar a ingresar en la OTAN, aunque también aspiraban a incorporarse a la Unión Europea. Sin embargo, entre los aliados, como se ha dicho antes, habían señales de una tendencia contraria a esa posible ampliación hacia el E y su petición de adhesión a la OTAN fue rechazada.

Paneslavismo ruso. En 1992, un año después de que se puso fin oficialmente a la existencia de la Unión Soviética (y antes de cualquier pronuncio de expansión en la OTAN), Rusia enlazó otra vez con la política paneslava de la época zarista con su respaldo a Serbia (a propósito de la guerra civil en la antigua Yugoslavia) y a las fuerzas separatistas en Georgia y Moldavia (dos ex repúblicas soviéticas), en las que contingentes rusos harían posible la secesión de hecho, ya que no de derecho, de los territorios autónomos de Osetia Meridional y Abjasia (Georgia) y la región de Transnistria o Trandniéster (Moldavia).

Asociación por la paz. Los satélites de la antigua Europa comunista asistían con seria intranquilidad a los conflictos étnicos internos de Georgia y Moldavia, en los que la presencia rusa resultaba demasiado visible. En consecuencia, o en parte, la OTAN adoptó en enero de 1994 la nueva iniciativa estratégica llamada Asociación para la Paz (PfP, siglas inglesas de Partnership for Peace), encaminada a tranquilizar a los estados aspirantes al ingreso en la OTAN y reducir el temor de Rusia a esa posible ampliación de la OTAN hacia el E.

Amos Chapple
Durante los combates en Chechenia, la capital, Grozny, resultó cuasi-destruida, produciéndose también un elevado número de víctimas entre la población civil, propaganda fatal dentro y fuera de las fronteras de Rusia.
El detonante de la ampliación. En diciembre de 1994 el ejército ruso desencadenó una vasta ofensiva bélica para reintegrar la pequeña república de Chechenia a la Federación Rusa, que proclamó unilateralmente su independencia en 1991. En agosto de 1996, Rusia y Chechenia alcanzaron un acuerdo de paz que, en la práctica, supuso una independencia de hecho, sino de derecho. Sin embargo, esta guerra originó temores crecientes y, como no podía menos de suceder, los miembros del antiguo Pacto de Varsovia veían en la integración a la OTAN una garantía frente a nuevas aspiraciones hegemónicas por parte de Rusia. Así, Chequia, Eslovaquia (Checoslovaquia se desintegró en 1993), Eslovenia, Hungría, Polonia y Rumania iniciaron formalmente negociaciones con la OTAN para su futura incorporación a la misma.

Opinión Pública. Encuestas efectuadas en las naciones de Europa occidental demostraron que el sentir del público no apoyaba la ampliación de la OTAN ni de la Unión Europea, el primero con altos porcentajes (más de 70). Además, en la Alianza Atlántica había al parecer muchas reticencias a la expansión hacia el E, motivadas por causas externas e internas, entre estas las del secretario general de la Organización, el español Javier Solana (1995-99).

La cumbre de Madrid. Chequia, Hungría y Polonia fueron admitidos en la OTAN (cumbre de Madrid, 1997). Esta decisión de emprender la ampliación en el E habría de enfrentarse a no pocos juicios críticos por parte de los diferentes políticos y mostraba que en la OTAN los jefes de Estado y de Gobierno no eran los dueños de la situación.

José Díaz
Los presidentes Havel de Chequia y Kwasniewski de Polonia y el primer ministro Horn de Hungría celebran en Madrid la adhesión a la OTAN de sus países (1997).
Invasión de Chechenia. La plena incorporación de Chequia, Hungría y Polonia tendría lugar en marzo de 1999 y en esa misma fecha la OTAN comenzó una intensa campaña de bombardeos aéreos contra objetivos serbios en Kosovo (antigua Yugoslavia). Rusia protestó por ambas acciones y seis meses después, en septiembre de 1999, el ejército ruso reanudó las hostilidades a gran escala en Chechenia, dispuesto a reintegrar en la Federación Rusa a la república secesionista. El casus belli fue el ataque terrorista a unos edificios de viviendas en Moscú, Volgodonsk, Buinaksk y Riazán. El último, fallido, puso al descubierto la implicación de agentes del FSB (antiguo KGB), cuyo jefe, Vladímir Putin, se convertiría en presidente de Rusia tras la inesperada dimisión de Boris Yeltsin (diciembre 1999).

Grupo de Vilna. La segunda guerra de Chechenia despertó una fuerte inquietud por la seguridad y en 2000 Albania, Bulgaria, Eslovaquia, Rumania, tres ex repúblicas yugoslavas (Croacia, Eslovenia, Macedonia) y tres ex soviéticas (Estonia, Letonia, Lituania) se juntaron en el llamado grupo de Vilna o Vilnius para presionar sobre la OTAN.

Oposición al Status-quo. En 2002 el ministro de Asuntos Exteriores ruso Ígor S. Ivanov anunció que Moscú tenía derecho a intervenir en los asuntos internos de un país en su área de influencia, esto es, Rusia no había renunciado a la doctrina de la «soberanía limitada» vigente en la antigua Europa comunista, lo que colocó a la misma bajo la sombra del Ejército ruso. Este resultado suscitó grandes temores entre los países ex comunistas europeos y cuasi-todos entraron en el siglo XXI con el gran objetivo nacional de su plena integración en el entramado institucional europeo, en particular la Unión Europea y la OTAN.

Renitor/US Department of Defense
Un F-18 de la Fuerza Aérea española durante la campaña de bombardeos aéreos de la OTAN contra la antigua Yugoslavia en marzo a junio de 1999, campaña contraria a Derecho internacional por el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Ingresos en aluvión. Durante la cumbre que celebró la OTAN en Praga, en 2002, los países del grupo de Vilna (a excepción de Albania, Croacia y Macedonia) fueron invitados a incorporarse a esta organización militar y en 2004 ingresaban en la misma como miembros de pleno derecho. Les siguen en 2009 Albania y Croacia (véase más abajo el capítulo Ampliaciones de la OTAN).

La invasión rusa de Ucrania en 2014, que terminó con la anexión de Crimea y la ocupación de Luhansk y Donetsk, descongeló en cierto modo las entradas pendientes (Montenegro en 2017, Macedonia del N en 2020). La segunda invasión rusa en 2022, que generaliza la guerra, abrió definitivamente los ojos a Finlandia y Suecia, que solicitaron su ingreso «sin demora» en la OTAN. Con su anuncio se afirmaba la decisión de la primera ministra finlandesa Sanna Marin y su colega sueca Magdalena Andersson de eliminar a sus países como unos bastiones de neutralidad activa, y aduciendo la misma razón que los primeros ex miembros del Pacto de Varsovia veinticinco años antes: el imperialismo contiguo de Rusia.

AMPLIACIONES DE LA OTAN

Todo el país aspirante al ingreso en la OTAN debe cumplir unas condiciones (véase más adelante el párrafo Nuevas ampliaciones), los estados miembros de la OTAN tienen dentro de ella plena igualdad formal (es una organización internacional, no supranacional) y cualquiera de estos puede retirarse, entera o parcialmente, acogiéndose al artículo 13 del tratado (Francia apartó sus fuerzas en 1966-2009 y Grecia se retiró del Comité Militar en 1974-80).

Renitor
Ampliación de la OTAN tras la «guerra fría» con exclusión de la unificación de Alemania
Fundación. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) nació formalmente el 4 de abril de 1949, fecha en la que fue firmado el Tratado de Washington, en la capital estadounidense, por parte de los ministros de Asuntos Exteriores de 10 países europeos (Bélgica, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Holanda, Portugal y Reino Unido) y 2 americanos (Canadá y Estados Unidos). Su entrada en vigor se produjo el 24 de agosto de 1949.

Ampliaciones en la «guerra fría». En 1952 se incorporaron Grecia y Turquía, en 1955 la República Federal de Alemania y en 1982 España. Turquía no es país europeo, pero fue admitido tras amenazar con arrojarse a los brazos de la Unión Soviética; la incorporación de Alemania del O fue el pretexto de Moscú para formar el Pacto de Varsovia en ese mismo año como réplica a Occidente; y la adhesión española vino a cohesionar el maltrecho flanco meridional de la OTAN.

Cuarta ampliación (1999). Chequia, Hungría y Polonia fueron admitidos en la OTAN (cumbre de Madrid, 1997). Sendos referendos, en ese mismo año, ratificaron por mayoría la incorporación a la Alianza Atlántica (en el caso húngaro 85,3% de los votos emitidos) y el ingreso efectivo tendría lugar en marzo de 1999 (cumbre de Washington).

Quinta ampliación (2004). Durante la cumbre que celebró la OTAN en Praga, en 2002, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumania fueron invitadas a incorporarse a esta organización militar y en 2004 ingresaban en la OTAN como miembros de pleno derecho.

La sexta ampliación (2009) incluye Albania y Croacia (el año anterior la OTAN había rechazado las candidaturas ucraniana y georgiana con los votos negativos de Francia y Alemania).

Renitor
División de Yugoslavia tras unas secesiones que dieron lugar a enfrentamientos bélicos (1991-99). La proclamación unilateral de independencia de Kosovo (2007) no ha sido reconocida por parte de España.
La séptima y octava ampliaciones son de país único, sin significancia territorial ni económica ni militar: Montenegro (2017) y Macedonia del N (2020), dos repúblicas ex yugoslavas, independientes en 2006 y 1991 respectivamente. Ambos son los menos desarrollados, con gran diferencia, de Europa, compartiendo con Moldavia los lugares postreros en renta nacional (PIB), nivel industrial, infraestructuras...

Novena ampliación. En mayo de 2022 Finlandia y Suecia solicitaron su ingreso en la OTAN, en un momento de grave clima bélico —el peor desde la guerra fría—, tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de ese mismo año. Casi seguro, culminarán con éxito las negociaciones con la OTAN y los finlandeses y suecos ratificarán el acuerdo en referéndum (alrededor del 70% de votos afirmativos según los sondeos), por lo que estos países se incorporarán a la OTAN, como miembros de pleno derecho, en este año o en el de 2023.

Nuevas ampliaciones. La política de la OTAN es abierta ya que puede integrarse en ella quien lo desee, pero antes de iniciarse las negociaciones habrán de cumplirse tres condiciones: 1) país europeo, 2) democracia solvente y 3) aportar algún valor a la doctrina estratégica de la OTAN. Así, en 2022, queda necesariamente restringida en espacio a tres países en la Europa occidental (Suiza, Austria e Irlanda) y cinco en la Europa oriental (Bielorrusia, Bosnia-Herzegovina, Moldavia, Ucrania y Serbia). Y no más, porque hablar de Europa en las repúblicas transcaucásicas de Azerbaiyán y Georgia resulta cómico.

AMPLIACIÓN DE LA OTAN Y LA INDUSTRIA ARMAMENTÍSTICA

A la sospecha que supone la fundación en los años 90 de organizaciones no gubernamentales (ONG) cuyo objetivo fundamental es impulsar la «Europa liberal y parlamentaria» (Unión Europea) y la «defensa común» (OTAN) en el conjunto del continente, vino a sumarse la denuncia de políticos y diplomáticos de que la industria armamentística estaba en el origen del movimiento de ampliación de la Alianza Atlántica. Más tarde sobrevendrían las denuncias por lo que algunos considerarían como un programa de ayuda económica a la industria militar: «La ampliación de la OTAN —avisó en 1997 el senador demócrata estadounidense Thomas Harkin— es un Plan Marshall para los contratistas de defensa».

Es difícil encontrar las pruebas concretas de la existencia de tales influencias, como la del US Committee to Expand NATO, una ONG (sic) fundada en 1996 por Bruce P. Jackson, director de estrategia de Lockheed Martin, principal proveedor del Pentágono. Lo que está fuera de toda duda es que, junto a la agresiva política exterior de Rusia, con el remate de guerras de agresión en Georgia y Ucrania, el lobby armamentístico jugó un importante papel en la ampliación de la OTAN, papel que se recoge de modo resumido en un artículo aparte (pendiente de publicación).